El huracán Melissa, el más potente que ha golpeado el
Caribe en casi un siglo, dejó al menos 20 muertos en Haití y provocó una
catástrofe humanitaria en varias regiones del sur del país. Las autoridades
locales confirmaron además que diez personas continúan desaparecidas, mientras
las labores de rescate se ven obstaculizadas por el colapso de rutas y puentes.
De acuerdo con el director de Protección Civil, Emmanuel
Pierre, entre las víctimas hay diez niños. “Varias casas fueron arrasadas por
el agua y cientos de familias han perdido todo”, señaló. Las imágenes
difundidas por residentes muestran escenas de desesperación, con vecinos
intentando rescatar a personas atrapadas entre los escombros.
La crecida del río Digue devastó comunidades costeras como
Petit-Goave, donde viviendas enteras fueron arrastradas por la corriente.
Refugios improvisados en escuelas y templos se han convertido en el único
resguardo para miles de desplazados que enfrentan la falta de agua potable,
electricidad y alimentos.
El huracán, que alcanzó categoría 4 antes de debilitarse,
también golpeó Jamaica y Cuba, dejando un rastro de destrucción. En Haití, los
equipos de emergencia luchan contra el tiempo para recuperar cuerpos y asistir
a los damnificados, en un contexto ya marcado por la violencia y la crisis
política.
Las autoridades advirtieron que las lluvias podrían
continuar durante las próximas horas, aumentando el riesgo de nuevos
deslizamientos e inundaciones. La comunidad internacional comenzó a organizar
envíos de ayuda humanitaria, mientras se teme que la cifra de víctimas continúe
aumentando.
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