Las autoridades de Estados Unidos han identificado a Wess
Roley, de 20 años, como el autor del macabro plan que cobró la vida de dos
bomberos en la montaña Canfield, Idaho. Roley, quien provocó un incendio
intencionalmente el pasado domingo, luego abrió fuego contra los equipos de
emergencia que acudieron a combatirlo, dejando además un tercer bombero
gravemente herido. El fuego ya ha afectado unas diez hectáreas y permanece
activo.
El sheriff del condado de Kootenai, Bob Norris, informó que
Roley vivía en su vehículo, había manifestado en el pasado su deseo de ser
bombero y solo tenía un historial menor de contacto con la policía. Según
Norris, el joven atacó a los primeros intervinientes después de que le pidieran
que moviera su vehículo. "No hemos sido capaces de encontrar un
manifiesto", dijo el sheriff, indicando que el motivo del ataque sigue
siendo desconocido y que las familias de las víctimas están "en estado de
shock".
Detalles de la emboscada y el atacante
Roley habría iniciado el fuego con pedernal, y cuando los
bomberos llegaron al lugar, se encontraron con un tiroteo inesperado. Se
refugiaron detrás de los camiones, pero dos de ellos perdieron la vida y un
tercero resultó herido durante el enfrentamiento que se extendió por varias
horas. Posteriormente, Wess Roley se suicidó en la zona montañosa, donde fue
encontrado sin vida junto a un arma.
Dale Roley, abuelo del sospechoso, reveló a CNN que su
nieto provenía de una familia dedicada al cuidado de árboles y que él mismo
"quería ser bombero en el bosque" y estaba buscando activamente esa
oportunidad. Aunque Wess poseía una escopeta y un rifle largo, no se ha
confirmado si esas fueron las armas utilizadas en el ataque, calificado como
una emboscada de francotiradores.
El abuelo de Roley aseguró que, aunque mantenían contacto
semanal, no habían hablado en el último mes debido a que Wess había perdido su
teléfono. Contrario a la imagen de un solitario, afirmó que el joven tenía
familiares y amigos cercanos, e incluso había viajado de vacaciones con su
madre el año pasado. "No teníamos motivos para sospechar que estuviera
involucrado en algo así", expresó Dale Roley, manifestando la esperanza de
que su nieto no fuera el responsable del tiroteo.
Registros públicos indican que el sospechoso había vivido
anteriormente en Phoenix, y su cuenta de Instagram mostraba una fotografía,
eliminada posteriormente, donde Roley aparecía vestido con ropa de camuflaje,
maquillado y enmascarado, con la canción "Hunter" de Björk de fondo.
El sheriff Norris confirmó que el contenido en redes sociales del sospechoso
fue eliminado y que antes del ataque, Roley tuvo una "discusión" con
los bomberos, aunque no se detalló la interacción. Las autoridades no han
encontrado antecedentes penales del joven, a pesar de haber interactuado con él
en cinco ocasiones.
Una infancia marcada por dificultades
Documentos judiciales revelan una infancia turbulenta para
Wess Roley. Cuando tenía 10 años, en septiembre de 2015, su madre solicitó el
divorcio, alegando amenazas y agresiones por parte de su esposo, incluyendo
amenazas de quemar la casa. Un juez emitió una orden de protección que luego
fue modificada, y el divorcio se finalizó en noviembre de 2015, estableciendo
la casa de la madre como su residencia principal.
El padre de Roley, en un breve contacto con CNN, dijo no
tener una relación cercana con su hijo y no haberlo visto desde el año
anterior. La madre del sospechoso no respondió a las llamadas.
El tiroteo comenzó alrededor de las 14:00 horas locales,
aproximadamente media hora después de que la Oficina de Gestión de Emergencias
del Condado de Kootenai iniciara las labores de contención del fuego. El
sheriff Bob Norris señaló que el teléfono móvil del sospechoso fue crucial para
localizar su posición, permitiendo neutralizar la amenaza. En el operativo
participaron cerca de 300 agentes, incluyendo personal del FBI y refuerzos de
otras zonas.
El tercer bombero herido "lucha por su vida",
según el sheriff, quien confirmó que fue "totalmente una emboscada" y
que los bomberos "no tuvieron ninguna oportunidad". Autoridades como
la fiscal general de Estados Unidos, Pam Bondi, la secretaria de Seguridad
Nacional, Kristi Noem, y el gobernador de Idaho, Brad Little, expresaron su
consternación y prometieron justicia por el "ataque directo y atroz".