El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó anoche
un memorando presidencial que marca un giro drástico en la política hacia Cuba,
restableciendo las restricciones más severas de su primera administración y
revirtiendo las medidas de flexibilización impulsadas por el expresidente Joe
Biden.
Según un comunicado de la Casa Blanca, la nueva estrategia busca "restaurar y reforzar la política robusta" hacia la isla, argumentando que las acciones de la administración Biden "aliviaron la presión sobre el régimen cubano". Entre las directrices clave del memorando, se prohíbe toda transacción financiera, directa o indirecta, con entidades controladas por las fuerzas armadas cubanas, específicamente el conglomerado GAESA (Grupo de Administración Empresarial S.A.) y sus filiales, salvo excepciones muy específicas que apoyen los objetivos de la política estadounidense o al pueblo cubano.
En línea con esta postura, la administración Trump reimpone
la prohibición del turismo estadounidense a Cuba. Para asegurar su
cumplimiento, el documento ordena auditorías regulares y la conservación
obligatoria, por al menos cinco años, de todos los registros relacionados con
viajes a la isla.
La directiva también reafirma el apoyo de Estados Unidos al
embargo económico vigente desde 1962, declarando que Washington se opondrá
activamente a cualquier intento, en foros internacionales como Naciones Unidas,
de ponerle fin. "La NSPM apoya el embargo económico y se opone a los
llamados para su terminación", enfatizó la Casa Blanca.
Entre los puntos destacados de esta nueva política, se
impulsan medidas para "amplificar el apoyo al pueblo cubano" a través
de la expansión de servicios de internet, prensa libre, empresa privada,
libertad de asociación y viajes lícitos. El objetivo es fortalecer a la
sociedad civil y reducir su dependencia del aparato estatal.
El memorando también establece una revisión oficial de las
violaciones a los derechos humanos por parte del gobierno cubano, incluyendo
"detenciones arbitrarias y el trato inhumano a presos políticos".
Asimismo, exige un informe actualizado sobre los fugitivos de la justicia
estadounidense que se encuentran en Cuba o están siendo protegidos por su
gobierno.
"La gente de Cuba ha sufrido por mucho tiempo bajo un
régimen comunista que reprime sus aspiraciones legítimas de libertad y
prosperidad", declaró la Casa Blanca, denunciando que el gobierno cubano
"acosa a personas creyentes, bloquea la libre asociación de organizaciones
civiles, y niega la libertad de expresión, restringiendo el acceso a internet y
eliminando toda prensa libre".
Trump afirmó que con esta decisión cumple una de sus
principales promesas de campaña. "Como presidente, volveré a apoyar al
pueblo de Cuba en su largo camino por la justicia, la libertad y la
democracia", manifestó. En los últimos meses, su administración ya había
reinstaurado a Cuba en la lista de Estados patrocinadores del terrorismo y
aplicado nuevas restricciones migratorias a ciudadanos cubanos.
El secretario de Estado, Marco Rubio, de ascendencia
cubana, celebró la medida en X, afirmando que "Estados Unidos está
comprometido a fomentar la libertad y la prosperidad en Cuba" y subrayando
que, bajo el liderazgo del presidente Trump, el "ilegítimo régimen cubano
rendirá cuentas".
Durante el periodo de apertura impulsado por Barack Obama,
el turismo, las remesas y el comercio bilateral habían mostrado señales de
recuperación. Sin embargo, desde 2017, la política estadounidense regresó a una
estrategia de presión. Según funcionarios de la Casa Blanca, los alivios
implementados por Biden beneficiaban desproporcionadamente a la dictadura
cubana a expensas del pueblo. Con esta decisión, el presidente Trump reafirma
su línea firme frente a la dictadura cubana, redefiniendo nuevamente el curso
de las relaciones bilaterales en un momento en que la isla atraviesa una de sus
peores crisis económicas en décadas.