La Corte Suprema de Estados Unidos resolvió mantener el
bloqueo al despliegue de la Guardia Nacional en Chicago dispuesto por el
presidente Donald Trump, al considerar que el gobierno federal no acreditó
fundamentos legales suficientes para utilizar fuerzas militares en apoyo de
operativos migratorios en Illinois. La decisión, adoptada tras semanas de
análisis, refuerza los límites constitucionales al uso de tropas en tareas de
seguridad interna.
El conflicto se originó cuando la administración Trump
ordenó el envío de efectivos para respaldar acciones del Servicio de
Inmigración y Control de Aduanas (ICE) frente a protestas registradas en el
área metropolitana de Chicago. La jueza federal April Perry bloqueó la medida
al señalar que no existían pruebas de una rebelión ni de incapacidad de las
fuerzas locales para mantener el orden, fallo que luego fue ratificado por el
Séptimo Circuito. La Casa Blanca recurrió entonces al máximo tribunal.
Por mayoría, la Corte sostuvo que el Ejecutivo no
identificó una autoridad legal que habilite a las fuerzas armadas a ejecutar
leyes estatales en Illinois. Tres jueces disintieron y plantearon la necesidad
de proteger a funcionarios y bienes federales. El gobernador JB Pritzker
celebró la decisión por considerar que preserva la autonomía estatal, mientras
que el fiscal general de Illinois remarcó que no se daban las condiciones
excepcionales previstas por la ley. Los 200 efectivos de la Guardia Nacional de
Texas que habían sido movilizados ya fueron retirados.
La resolución no pone fin al litigio, pero sienta un
precedente relevante para otros casos similares en ciudades gobernadas por
demócratas. El debate sobre el alcance de la autoridad presidencial para
emplear fuerzas militares en conflictos internos seguirá en los tribunales y
podría derivar en nuevas definiciones sobre la relación entre el poder federal
y los estados.
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