El régimen talibán aplicó esta semana once flagelaciones
públicas en Kabul contra personas condenadas por adulterio y por delitos
relacionados con el tráfico de drogas y alcohol, tras la ratificación de las
sentencias por el Tribunal Supremo afgano. Los castigos, ejecutados en espacios
públicos, confirman el endurecimiento del sistema judicial desde el regreso de
los talibanes al poder en 2021 y reavivan las críticas de organismos
internacionales de derechos humanos.
Según informó el Tribunal Supremo, cuatro personas —entre
ellas dos mujeres— fueron condenadas por adulterio a penas de prisión de uno a
dos años y a entre 25 y 30 latigazos. Un día antes, otras once personas
recibieron entre 10 y 39 latigazos por delitos vinculados al contrabando y
venta de drogas y alcohol, además de penas de cárcel de hasta tres años. Estas
prácticas se inscriben en la interpretación estricta de la ley islámica que el
régimen aplica desde agosto de 2021.
Las flagelaciones públicas han sido reiteradamente
cuestionadas por Naciones Unidas, que reclama una moratoria como paso previo a
la abolición de los castigos corporales. Informes del sistema de la ONU señalan
que la mayoría de los sancionados son hombres, aunque mujeres y niñas resultan
especialmente afectadas en causas vinculadas a los denominados “delitos
morales”. Las penas, ejecutadas ante la población local, refuerzan el control
social y limitan el margen de acción de los sectores más vulnerables.
La continuidad de estas prácticas profundiza el aislamiento
diplomático del régimen talibán y complica cualquier avance en el
reconocimiento internacional. Organismos de derechos humanos anticipan nuevas
denuncias y presiones multilaterales, mientras las autoridades de facto
mantienen su política judicial sin señales de revisión o reforma a corto plazo.
#Afganistán #Talibanes #DerechosHumanos #Kabul
#JusticiaIslámica #ONU




