Tres escrutadores del opositor Partido Nacional de Honduras
fueron atacados con artefactos explosivos en las últimas horas cerca del
Consejo Nacional Electoral (CNE), al finalizar su labor en el recuento especial
de actas de las elecciones generales del 30 de noviembre. El episodio, que dejó
heridos y encendió alertas sobre la seguridad del proceso, se produjo en un
contexto de extrema paridad electoral y fuerte confrontación política.
El ataque ocurrió cuando los militantes se retiraban del
Centro Logístico Electoral, donde se revisan 2.792 actas con inconsistencias
detectadas tras los comicios. El escrutinio especial comenzó la semana pasada
luego de denuncias cruzadas entre las principales fuerzas políticas, en un país
con antecedentes de crisis poselectorales y desconfianza institucional. La
presidenta del CNE, Ana Paola Hall, condenó el hecho y llamó a la prudencia,
subrayando que la violencia no puede formar parte de la vida democrática.
Además de las lesiones sufridas por los escrutadores, el
episodio profundizó el clima de polarización y generó cuestionamientos sobre
las condiciones de seguridad en torno al organismo electoral. Desde el propio
CNE se informó que las cámaras de vigilancia del sistema de emergencias no
estaban operativas en la zona al momento del ataque. Según datos oficiales, más
de quince personas debieron ser hospitalizadas en los últimos días por hechos
de violencia vinculados al proceso poselectoral.
Con el 99,92% de las actas contabilizadas, el candidato del
Partido Nacional, Nasry Asfura, lidera por menos de un punto porcentual sobre
su principal rival. La continuidad del recuento especial y la respuesta del
Estado frente a los episodios de violencia serán determinantes para sostener la
legitimidad del resultado final y evitar una escalada mayor en las próximas
semanas.
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