Nicolás Maduro volvió a colocarse bajo el ala de Vladimir
Putin. El mandatario venezolano celebró la promulgación del Tratado de
Asociación Estratégica entre Rusia y Venezuela, firmado por ambos en mayo, y
aseguró que “los dos países están más unidos que nunca”. El pacto amplía la
cooperación política, económica y militar, en un contexto de creciente
presencia estadounidense en el Caribe.
Durante su programa “Con Maduro+”, el líder chavista afirmó
que la alianza “es para la paz y el desarrollo”, y anunció un encuentro entre
empresarios rusos y venezolanos para avanzar en proyectos conjuntos. Desde el
Kremlin, Putin ratificó el tratado que incluye cooperación en energía, minería,
transporte y seguridad.
La sincronización de las ratificaciones, tanto en Moscú
como en Caracas, fue destacada por el viceministro ruso Serguéi Riabkov, quien
calificó el gesto como una señal de “resistencia común” frente a la presión de
Estados Unidos. Washington mantiene buques de guerra en el Caribe, lo que
generó alarma en el gobierno bolivariano.
En respuesta directa a esa presencia, Maduro ordenó la
suspensión inmediata del acuerdo energético con Trinidad y Tobago, luego de que
el país isleño recibiera al destructor USS Gravely de la Armada estadounidense.
Según el mandatario, se trata de una “amenaza directa” y una acción que
convierte al territorio trinitense en “un portaaviones del imperio contra
Venezuela”.
El convenio, vigente desde 2015, contemplaba cooperación en
el suministro de gas y petróleo. Su suspensión profundiza el aislamiento
regional del régimen chavista, que ahora deposita en Rusia —y en la figura de
Putin— su principal respaldo político y militar en medio de la creciente
tensión geopolítica en el hemisferio.
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