La Franja de Gaza ha sufrido una escalada de violencia en
los últimos cinco días, con más de 540 muertes reportadas por el Ministerio de
Sanidad gazatí a causa de los incesantes bombardeos israelíes. Solo el
miércoles, se registraron 94 fallecidos y 367 heridos, elevando el total de
víctimas mortales desde el inicio del conflicto en octubre de 2023 a 58.667,
según las autoridades controladas por Hamás. La situación se agrava con el
reporte de ataques a infraestructuras civiles, incluyendo una iglesia que servía
de refugio.
El recuento diario de la cartera sanitaria de Gaza muestra
la intensidad de los ataques, con el sábado siendo el día más letal de esta
nueva arremetida, con 139 decesos. La violencia ha continuado sin tregua,
recuperándose diariamente decenas de cuerpos de entre los escombros. Uno de los
incidentes más graves reportados recientemente fue el bombardeo de la Iglesia
de la Sagrada Familia, la única parroquia católica en Gaza, que albergaba a
cientos de desplazados y donde al menos tres personas perdieron la vida.
Desde el 18 de marzo, cuando el Ejército israelí rompió el
alto el fuego acordado con Hamás en enero, la ofensiva renovada ha dejado un
saldo de al menos 7.843 muertos y 27.933 heridos, de acuerdo con fuentes
sanitarias gazatíes. Las operaciones militares se han extendido a zonas civiles
como viviendas, colegios, hospitales y campamentos de desplazados.
La provisionalidad del balance de víctimas es una
constante, ya que numerosos cadáveres permanecen bajo los escombros y en calles
inaccesibles debido a la presencia militar. Organizaciones de derechos humanos
y la ONU han expresado su profunda preocupación por el alto número de mujeres y
niños entre los fallecidos, calificando los ataques de "limpieza
étnica" y reiterando sus llamados a la protección de civiles en medio de
la devastadora crisis humanitaria en el enclave palestino.