Irán atraviesa su peor crisis hídrica en décadas. Los
embalses que abastecen a Teherán están a punto de agotarse y la presión del
agua es tan baja que, en muchos edificios, los grifos ya no funcionan. A esto
se suman temperaturas extremas y cortes de electricidad, lo que ha generado un
escenario límite para más de 10 millones de habitantes en la capital.
El presidente Masoud Pezeshkian reconoció que el país está
“al borde de una situación sin solución” si no se toman decisiones urgentes.
Como medida de emergencia, el gobierno dispuso el cierre de oficinas públicas y
pidió reducir el consumo de agua, pero la escasez ya afecta incluso a tareas
básicas como lavar ropa o cocinar.
En barrios como Elahiyeh, los tanques de agua se agotan en
horas y muchas veces el agua suministrada no es potable. Mientras tanto, los
cortes eléctricos impiden el uso de ventiladores y aires acondicionados,
agudizando el drama de millones de personas.
Expertos ambientales aseguran que esta situación es
consecuencia de décadas de mala gestión, uso industrial excesivo,
sobreexplotación de acuíferos y el cambio climático. En algunas provincias, los
humedales ya se transformaron en desiertos y el terreno colapsa.
Las protestas por agua se multiplican en varias ciudades
del país, y la desigualdad se profundiza. Mientras las familias más ricas
acceden a camiones cisterna, las comunidades más vulnerables quedan al borde
del colapso sanitario y humanitario.
#Irán
#crisisdelagua
#Teherán
#sequíaextrema
#calorcatastrófico
#colapsohídrico