En un evento multitudinario en Goiânia, Brasil, el
presidente Luiz Inácio Lula da Silva elevó el tono de la disputa con su par
estadounidense, Donald Trump, en medio de la creciente tensión por los
aranceles impuestos por EE.UU. contra productos brasileños. Lula fue enfático
al declarar: "No es un gringo quien le va a dar órdenes a este presidente
de la República", subrayando la soberanía de Brasil frente a las presiones
externas. Además, anunció que su gobierno responderá con la aplicación de
impuestos a las empresas digitales estadounidenses, afirmando que no aceptará
que se "digan mentiras" o se "haga daño" en nombre de la
libertad de expresión.
A pesar de la retórica firme, Lula da Silva dejó entrever
una ventana para el diálogo, al asegurar que mantiene las puertas abiertas a
una negociación bilateral. "Estoy seguro de que el presidente
estadounidense nunca negoció ni el 10% de lo que yo negocié", sentenció el
mandatario brasileño, destacando su experiencia en el ámbito diplomático. Este
conflicto se intensificó luego de que Estados Unidos, a través de su
representante comercial Jamieson Greer, iniciara una investigación contra Brasil
por supuestas prácticas comerciales desleales, incluyendo restricciones al
comercio digital y represalias en redes sociales.
La postura de Lula parece resonar favorablemente en su
país. Una reciente encuesta del instituto Quaest, realizada entre el 10 y el 14
de julio, reveló un aumento en la aprobación del presidente, que pasó del 40%
al 43%, mientras que su desaprobación retrocedió del 57% al 53%. Esta creciente
popularidad le brinda un respaldo adicional en su pulso con Washington. El
propio Lula, en una entrevista con CNN, reiteró que si Trump está
"dispuesto a tomar en serio las negociaciones", él estará "abierto
a negociar lo que sea necesario", pero insistió: "Brasil no aceptará
nada impuesto".
En un mensaje que también apuntó a la política interna,
Lula comparó la situación de Trump con la de Jair Bolsonaro, señalando que
"si Trump viviera en Brasil e intentara hacer en Brasil lo que hizo en el
Capitolio, ciertamente iba a ser juzgado y podría estar preso". Con estas
declaraciones, y la presentación de una nueva gorra con la leyenda "Brasil
es de los brasileros", el presidente brasileño consolida su imagen de
defensor de la soberanía nacional frente a las tensiones internacionales.