La Franja de Gaza vivió otra jornada de violencia, con un
saldo de 69 muertos reportados por la Defensa Civil de Gaza a causa de ataques
israelíes. Entre las víctimas, 15 personas, mayoritariamente niños y mujeres,
perdieron la vida en un bombardeo contra la escuela Mustafa Hafez, ubicada en
el barrio Al Rimal, al oeste de Ciudad de Gaza, la cual funcionaba como refugio
para personas desplazadas. El ataque dejó, además, numerosos heridos, según
declaraciones recogidas por AFP.
Por su parte, el ejército israelí indicó que el objetivo
del ataque era un "destacado" combatiente del grupo terrorista Hamas
y afirmó haber tomado "numerosas medidas para reducir el riesgo de
alcanzar a civiles". Fuentes militares israelíes sostienen que los centros
educativos, a menudo utilizados como albergues, son blanco de operaciones
porque consideran que en ellos "suelen ocultarse combatientes entre la
población civil".
La jornada del jueves estuvo marcada por otros incidentes
mortales. En el centro de Gaza, 38 personas fallecieron mientras esperaban
ayuda humanitaria, presuntamente alcanzadas por disparos israelíes, según el
portavoz de la Defensa Civil, Mahmud Basal. Además, bombardeos de artillería en
la ciudad de Beit Lahia, al norte, cobraron la vida de tres personas, mientras
que un ataque en Jabaliya causó un muerto. Más al sur, en la zona de Al Mawasi,
tres individuos perecieron en bombardeos contra tiendas de campaña donde se
alojaban desplazados.
Crisis humanitaria y acusaciones cruzadas
Desde el inicio de la guerra en octubre de 2023, más de dos
millones de personas se han visto forzadas a desplazarse dentro del enclave
palestino. La situación humanitaria es crítica, con suministros básicos
extremadamente escasos y un acceso muy limitado a alimentos y ayuda. El
Ministerio de Salud de Gaza, controlado por Hamas, estima que más de 57.000
personas han muerto en ataques israelíes desde el inicio del conflicto, muchas
de ellas mujeres y niños. Un análisis de mayo reveló que el 93% de la población
padece inseguridad alimentaria severa.
El acceso a alimentos y suministros depende crucialmente de
los pasos fronterizos, estrictamente controlados por Israel. Fuentes
hospitalarias y testigos reportan que las esperas en los puntos de entrega de
ayuda pueden prolongarse por horas o incluso días, en medio de constantes
peligros. Israel defiende que estas restricciones buscan impedir que Hamas
desvíe los suministros para financiar sus operaciones, una postura que la ONU y
otras organizaciones internacionales rechazan, calificando el sistema de distribución
de ayuda como seguro y bien articulado antes de la guerra.
Testimonios locales describen un escenario de desesperación
y peligro en los lugares de asistencia, con saqueos tanto por parte de personas
armadas como de civiles hambrientos. El Ministerio de Salud de Gaza ha
reportado más de 500 civiles muertos recientemente alrededor de centros de
distribución de alimentos, atribuidos a ataques directos, bombardeos o
disparos. Por su parte, el gobierno israelí acusa a Hamas de inventar cifras y
de atacar a civiles para responsabilizar al ejército.
La Gaza Humanitarian Foundation (GHF), una organización
respaldada por Estados Unidos e Israel, informó haber entregado más de 55
millones de raciones desde el inicio de la guerra. Su presidente, Johnnie
Moore, expresó la disposición de la fundación a cooperar con la ONU y otras
agencias, y solicitó investigaciones independientes sobre las denuncias de
violencia en torno a los centros de ayuda.