Etiopía anunció ayer la culminación de la controvertida
Gran Presa del Renacimiento Etíope (GERD) en el río Nilo Azul, un hito
significativo para el país africano, aunque mantiene viva la prolongada disputa
con Egipto sobre el acceso equitativo al agua. El Cairo ha expresado
consistentemente su oposición al proyecto, temiendo que pueda agotar su parte
de las aguas vitales del río.
Egipto ha calificado la represa, con un costo de 4.000
millones de dólares, como una amenaza existencial. La nación árabe, la más
poblada de la región, depende casi por completo del Nilo para el abastecimiento
de agua para su agricultura y sus más de 100 millones de habitantes. A lo largo
de los años, las negociaciones entre Etiopía y Egipto no han logrado un pacto
duradero, y persisten las interrogantes sobre la cantidad de agua que Etiopía
liberará río abajo en caso de una sequía.
El primer ministro etíope, Abiy Ahmed, en su discurso ante
los legisladores, afirmó que su gobierno se está "preparando para su
inauguración oficial" en septiembre. "Mientras hay quienes creen que
debería ser interrumpida antes de ese momento, reafirmamos nuestro compromiso:
la represa será inaugurada", enfatizó Ahmed.
El mandatario etíope también aseguró que su país
"sigue comprometido a garantizar que nuestro crecimiento no sea a expensas
de nuestros hermanos y hermanas egipcios y sudaneses". Abiy Ahmed sostuvo
que Etiopía cree "en el progreso compartido, la energía compartida y el
agua compartida", y que "la prosperidad para uno debería significar
prosperidad para todos".
Contexto de la disputa y apoyos regionales
La construcción de la GERD, iniciada en 2011, ha sido una
fuente constante de tensión. Hubo momentos en que algunos observadores temieron
que la disputa escalara a un conflicto armado entre ambos países. Sin embargo,
Etiopía ha logrado ganar apoyo diplomático de naciones río arriba, como Uganda,
miembro de la Iniciativa de la Cuenca del Nilo, una asociación regional de 10
países que firmó un acuerdo sobre el uso equitativo de los recursos hídricos en
octubre pasado, aunque sin la ratificación de Egipto o Sudán.
La represa, ubicada en el Nilo Azul cerca de la frontera
con Sudán, comenzó a producir energía en 2022. Se proyecta que el proyecto
genere más de 6.000 megavatios de electricidad, lo que duplicaría la producción
actual de Etiopía y la convertiría en un exportador neto de energía. La
infraestructura, de 1.800 metros de largo y 175 metros de alto, está respaldada
por un embalse que puede contener hasta 74.000 millones de metros cúbicos de
agua.
Etiopía insiste en que la represa es un desarrollo crucial
para sacar a millones de sus ciudadanos de la pobreza. Hasta el momento, no se
ha obtenido un comentario inmediato de Egipto, que históricamente ha defendido
sus derechos sobre el agua del Nilo basándose en un acuerdo de la era colonial
de 1929 con el Reino Unido, que otorgaba a Egipto y Sudán derechos
preferenciales sobre el recurso, sin considerar a las otras naciones a lo largo
de la cuenca del río que ahora exigen un acuerdo más equitativo.