Un grupo de influyentes organizaciones internacionales,
entre ellas la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), Reporteros Sin
Fronteras (RSF), el Comité de Protección a Periodistas (CPJ) y WAN-IFRA, han
emitido un comunicado conjunto expresando su "grave preocupación" por
el "acelerado deterioro" de la libertad de prensa en El Salvador. Las
entidades denuncian que el país centroamericano atraviesa una de las etapas más
críticas para el ejercicio periodístico desde el fin del conflicto armado, con
un registro sin precedentes de desplazamientos forzados de periodistas,
hostigamientos y un entorno marcado por la autocensura y el temor.
Según información de la Asociación de Periodistas de El
Salvador (APES), al menos cuarenta profesionales de la prensa han abandonado el
país "como resultado de un patrón sostenido de hostigamiento, intimidación
y restricciones arbitrarias al ejercicio periodístico". La situación se
agrava ante la circulación de información que sugiere "se preparan
capturas y operativos policiales en contra de periodistas y personas
defensoras", intensificando la crisis.
En el último mes, se han registrado más de una docena de
casos de movilización preventiva y forzada de periodistas por temor a una
detención arbitraria o amedrentamiento por parte de cuerpos de seguridad. Esta
cifra es alarmante, pues se acerca al total de trece desplazamientos
registrados durante todo el año 2024.
El comunicado conjunto señala que este contexto de
represión institucional está "dirigido a quienes ejercen su labor crítica
y de responsabilidad", con denuncias reiteradas de "acoso, trabas a
la libre labor informativa, difamación y fallas de transparencia". Esta
situación ha generado "una profunda crisis de libertad de expresión y ha
sembrado un clima de temor generalizado que afecta incluso a las familias de
los periodistas exiliados". Las organizaciones firmantes también advierten
que los mecanismos de represión se han diversificado, incluyendo el uso de
herramientas digitales de vigilancia habilitadas por la Ley de Delitos
Informáticos y procesos de judicialización de periodistas y críticos,
considerados parte de una estrategia estatal para acallar voces independientes.
La reciente aprobación de la Ley de Agentes Extranjeros es
vista como "una amenaza directa" a la libertad de prensa, ya que
impone "restricciones severas" al financiamiento y puede ser
utilizada como herramienta de persecución contra los periodistas.
Las organizaciones firmantes exigieron al gobierno de Nayib
Bukele "garantizar la integridad física y la libertad de todos los
periodistas, y cesar inmediatamente cualquier forma de persecución, vigilancia
o intimidación". Asimismo, solicitaron a su gabinete aclarar de inmediato
las denuncias de la APES sobre listas de vigilancia y amenazas de captura
contra periodistas y defensores de derechos humanos, reclamando investigaciones
transparentes y públicas.
De acuerdo con cifras de la APES, en 2024 se documentaron
789 agresiones contra la prensa, lo que representa un aumento del 154% respecto
a 2023. La mayor parte de estos ataques se atribuye a instituciones estatales,
altos funcionarios y autoridades públicas, incluyendo elementos de la Policía
Nacional Civil (PNC) y la Fuerza Armada de El Salvador.
Entre los casos recientes, se mencionan las capturas
arbitrarias de la abogada anticorrupción Ruth López, el abogado Alejandro
Henríquez y el pastor evangélico José Ángel Pérez, todos considerados ejemplos
de la escalada autoritaria por parte del Ejecutivo y el Ministerio Público.
"No puede haber seguridad si se persigue y criminaliza
a toda aquella persona que no aplaude las medidas del Gobierno. La Fiscalía y
la Policía deben dejar de prestarse a la persecución de voces críticas y cesar
su monitoreo de personas defensoras o periodistas", concluye el escrito,
que también insta a la comunidad internacional a "continuar monitoreando
de cerca la situación del ejercicio de la profesión en El Salvador e
incrementar la cooperación y la solidaridad con los y las periodistas en
riesgo".