El gobierno del presidente de Estados Unidos, Donald Trump,
anunció el despliegue de 700 militares en los estados de Florida, Texas y
Luisiana con el objetivo de reforzar los operativos contra inmigrantes. Según
un comunicado del Pentágono, estos efectivos brindarán apoyo logístico y
funciones administrativas relacionadas con el procesamiento de migrantes
indocumentados en los centros de detención del Servicio de Control de
Inmigración y Aduanas (ICE), sin participar en tareas de orden público.
Este anuncio se produce en un momento de alta tensión, tras
una ola de protestas a nivel nacional en rechazo a las políticas migratorias
del mandatario y el aumento en las detenciones de inmigrantes.
Protestas y respuesta militar
Las manifestaciones comenzaron en Los Ángeles, donde, a
pesar de que la mayoría fueron pacíficas, algunas derivaron en enfrentamientos
violentos entre manifestantes y la policía. Las autoridades angelinas habían
decretado el toque de queda la semana pasada, una medida que cesó este mismo
martes.
El presidente Trump ya había ordenado el despliegue de
militares y miembros de la Guardia Nacional, incluso en contra de la voluntad
del gobernador demócrata de California, Gavin Newsom. Newsom se opuso a la
militarización del estado, y su fiscal general llegó a demandar al Gobierno
republicano, acusándolo de abuso de poder. Aunque una corte ordenó inicialmente
a Trump devolver el control de la Guardia Nacional a California, un tribunal de
apelaciones bloqueó temporalmente ese fallo, a la espera de más argumentos esta
semana.
En contraste con California, los estados de Texas, Florida
y Luisiana están gobernados por líderes republicanos, que han apoyado estas
medidas. De hecho, el gobernador de Texas, Greg Abbott, ya había ordenado la
semana pasada el despliegue de la Guardia Nacional en anticipación a las
protestas del fin de semana. En ese estado, las manifestaciones en ciudades
como Houston, Dallas, San Antonio y Austin transcurrieron de manera pacífica,
con algunos momentos de tensión aislados.