La Organización de las Naciones Unidas encendió las alarmas
sobre el avance de grupos yihadistas como Al Qaeda y Estado Islámico (EI) en
África y Siria. En un informe presentado ante el Consejo de Seguridad, expertos
señalaron que estos grupos han consolidado territorios en el Sahel, Somalia y
el norte de Siria, y estarían planificando operaciones más allá de sus
fronteras.
En África, el grupo JNIM, afiliado a Al Qaeda, controla
vastas zonas de Malí y Burkina Faso, mientras que al-Shabab incrementó sus
ataques en Somalia. Ambos han demostrado capacidad para ejecutar ofensivas
complejas y han ampliado sus redes de apoyo, incluso con vínculos
internacionales, como con los hutíes de Yemen.
En Siria, tras la caída del régimen de Bashar al-Assad, EI
y otros grupos armados han aprovechado el vacío de poder. El nuevo liderazgo,
encabezado por Ahmad Al-Sharaa, no ha logrado estabilizar el país, y la ONU
advierte que la presencia de combatientes extranjeros en altos mandos militares
podría facilitar nuevas acciones extremistas.
El informe también apunta al grupo Jorasán, la filial de EI
en Afganistán, como la mayor amenaza para Occidente, especialmente por su
capacidad para radicalizar individuos en redes sociales. Varios ataques
frustrados en Estados Unidos estarían vinculados a esta organización,
incluyendo un atentado mortal en Nueva Orleans.
A pesar de enfrentar problemas económicos, los grupos
yihadistas siguen activos gracias a redes clandestinas de financiación. La ONU
advierte que, aunque debilitados, estos actores violentos se están
reconfigurando con el uso de nuevas tecnologías y canales alternativos de
financiamiento para mantener su influencia global.
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