La ONU reveló este viernes que al menos 1.373 palestinos
murieron desde fines de mayo mientras esperaban ayuda humanitaria en Gaza. La
mayoría de las víctimas fallecieron por disparos atribuidos al Ejército israelí
en las zonas de distribución, muchas de ellas organizadas por la Fundación
Humanitaria para Gaza (GHF), respaldada por EE. UU.
Human Rights Watch calificó los ataques como “crímenes de
guerra” y denunció un sistema de distribución “militarizado”, que convierte los
operativos en escenarios de violencia. Desde el 27 de mayo, se documentaron 859
muertes cerca de los puntos de reparto y 514 más en los trayectos de los
convoyes humanitarios.
El informe agrega que entre el 30 y el 31 de julio, en
Zikim, al norte del enclave, 105 palestinos murieron y 680 resultaron heridos.
La ONU subrayó que no hay pruebas de que otros grupos armados hayan estado
involucrados en estos tiroteos.
Ante la presión internacional, el presidente Donald Trump
anunció un nuevo plan de asistencia y envió a su delegado especial, Steve
Witkoff, a supervisar el reparto en Gaza. Desde allí, Witkoff aseguró que se
rediseñará el modelo de entrega humanitaria para evitar más tragedias.
La GHF, que comenzó a operar a fines de mayo, afirmó haber
distribuido 100 millones de raciones de comida. No obstante, crecen las
críticas globales por el rol de Israel y EE. UU. en la gestión de una crisis
humanitaria que ya ha dejado más de mil civiles muertos solo en la espera de
ayuda.
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