Un buque de carga con bandera de Liberia sufrió un ataque anoche en el mar Rojo, apenas un día después de que los rebeldes hutíes de Yemen afirmaran haber hundido otra embarcación en un incidente similar. Este nuevo ataque intensifica las preocupaciones sobre una posible reactivación de la campaña hutí contra el transporte marítimo, lo que podría arrastrar nuevamente a fuerzas occidentales a la región, especialmente tras una reciente ofensiva aérea del gobierno de Donald Trump contra los insurgentes.
Los hutíes habían declarado previamente que el domingo
atacaron el carguero Magic Seas, también con bandera de Liberia y de propiedad
griega. En esa ocasión, utilizaron drones, misiles, granadas autopropulsadas y
armas de fuego, lo que forzó a sus 22 tripulantes a abandonar la embarcación.
El último incidente fue reportado por la firma privada de
seguridad Ambrey, detallando que dos guardias de seguridad a bordo resultaron
heridos y otros dos están desaparecidos. El buque se dirigía al norte, hacia el
Canal de Suez, cuando fue asaltado por hombres en pequeñas embarcaciones y
drones equipados con explosivos. Los guardias de seguridad respondieron al
fuego durante el ataque. Ambrey observó que los motores del buque
"aparentemente habían sido desactivados" y que la embarcación había
comenzado a "viajar a la deriva".
La agencia británica de Operaciones de Comercio Marítimo
(UKMTO) también registró el ataque, aunque no se proporcionaron más detalles de
inmediato. Si bien el canal de noticias satelital al-Masirah de los hutíes
informó sobre el ataque, los rebeldes no se adjudicaron la autoría hasta el
momento. No obstante, Moammar al-Eryani, ministro de información del gobierno
yemení reconocido internacionalmente, que se opone a los hutíes, afirmó que los
rebeldes fueron los responsables de este segundo ataque. Los hutíes controlan
la mitad norte de Yemen, incluyendo su capital, Saná.
El ataque al Magic Seas el domingo se produjo a unos 100
kilómetros al suroeste del puerto de Hodeida, bajo control hutí, la misma área
del ataque del lunes. El UKMTO reportó inicialmente que un equipo de seguridad
armado a bordo del Magic Seas respondió a un ataque con disparos y granadas
propulsadas por cohetes, pero el buque fue impactado posteriormente por
proyectiles. El barco empezó a hacer agua y su tripulación lo abandonó, siendo
rescatados por otra embarcación que pasaba por la zona. La Operación Atalanta,
una patrulla antipiratería de la Unión Europea en la región, indicó que 22
marineros iban a bordo del Magic Seas.
El portavoz militar hutí, el general de brigada Yahya
Saree, se adjudicó el ataque del domingo, afirmando que los rebeldes utilizaron
misiles y drones acuáticos cargados de explosivos. Saree reiteró que sus
operaciones continúan "apuntando a las profundidades de la entidad israelí
en la Palestina ocupada, así como a impedir la navegación marítima israelí en
los mares Rojo y Arábigo... hasta que la agresión sobre Gaza se detenga y se
levante el bloqueo en su contra". Más tarde, Saree confirmó que el Magic
Seas se había hundido en el mar Rojo.
Estos ataques ocurren en un momento delicado en Medio
Oriente, con un posible alto el fuego entre Israel y Hamás pendiendo de un
hilo, e Irán sopesando reiniciar las negociaciones sobre su programa nuclear
tras recientes ataques estadounidenses contra sus instalaciones atómicas
durante la guerra israelí contra la República Islámica. El primer ministro
israelí, Benjamin Netanyahu, también se encontraba de viaje en Washington para
reunirse con el presidente Trump, lo que añade otra capa de complejidad a la volátil
situación regional.