El conflicto en Medio Oriente continúa escalando y ahora
suma una grave derivación diplomática. El gobierno iraní lanzó una advertencia
directa contra Rafael Grossi, director general del Organismo Internacional de
Energía Atómica (OIEA) y diplomático argentino de reconocida trayectoria.
A través de una publicación en redes sociales, Ali
Larijani, uno de los principales asesores del líder supremo Ali Jamenei, emitió
una frase que encendió las alarmas internacionales: “Una vez que termine la
guerra, nos ocuparemos de Grossi”. Esta declaración fue interpretada por
observadores internacionales como una amenaza personal, en el marco de los
crecientes cuestionamientos de Teherán a los reportes del OIEA sobre el
programa nuclear iraní.
La reacción oficial iraní no se hizo esperar. El portavoz
del Ministerio de Asuntos Exteriores, Esmaeil Baqaei, acusó al organismo de la
ONU de "traicionar el régimen de no proliferación" y de actuar como
"socio de esta injusta guerra de agresión", responsabilizando
directamente a Grossi. Desde Teherán, sostienen que la difusión del informe del
OIEA, que detalla avances críticos del programa nuclear iraní, facilitó la
justificación internacional para el reciente ataque israelí.
El informe del OIEA y la postura de Grossi
El informe en cuestión, publicado desde Viena, revela que
hasta el 17 de mayo, Irán acumuló 408,6 kilogramos de uranio enriquecido hasta
un 60%, lo que representa un aumento significativo de 133,8 kilogramos desde
febrero. Este material se encuentra muy cerca del 90% de pureza necesario para
fines armamentísticos, generando preocupación internacional. Sin embargo,
Grossi enfatizó que “tener suficiente uranio es una cosa; tener una ojiva donde
colocarlo es otra completamente distinta”, matizando la gravedad del escenario.
En diálogo con CNN, Grossi descartó que los informes
técnicos del OIEA puedan interpretarse como una justificación para acciones
militares. “Un informe sobre la verificación nuclear en Irán difícilmente puede
ser la base de una acción militar”, afirmó, y remarcó que la “acción militar,
venga de quien venga, es una decisión política que no tiene nada que ver con lo
que nosotros decimos”. En una entrevista adicional con France24, resaltó que, a
pesar de que Irán es el único país sin armas nucleares que enriquece uranio a
niveles cercanos al militar, el organismo no ha detectado un esfuerzo concreto
para fabricar una bomba: “No podemos afirmar que haya un esfuerzo directo
encaminado a fabricar una bomba atómica”.
La controversia tiene sus raíces en 2018, cuando Estados
Unidos abandonó el Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA), el acuerdo
internacional que regulaba el desarrollo nuclear iraní. Tras esa decisión, Irán
suspendió varios mecanismos de cooperación previstos en el pacto, dificultando
la supervisión del OIEA y generando desconfianza internacional
Grossi recordó que, aunque a principios de los 2000
existieron indicios de actividades vinculadas al desarrollo de armas nucleares,
actualmente no se observan señales de un programa activo con ese fin. “Hablar
de plazos, en este contexto, sería mera especulación”, sostuvo, evitando
alimentar narrativas alarmistas sobre una proliferación inminente.