Estados Unidos amplió su
ofensiva contra el entramado económico del chavismo con una nueva ronda de
sanciones que vuelve a poner en el centro a los familiares más cercanos del
dictador Nicolás Maduro y a empresas que operan en el negocio del crudo venezolano.
El Departamento del Tesoro
incorporó nuevamente a los llamados “narcosobrinos” de Cilia Flores y a Carlos
Erik Malpica Flores, figuras que habían recuperado margen de acción tras
alivios temporales otorgados durante la administración Biden. Según Washington,
retomaron actividades ilícitas vinculadas al tráfico de drogas y desviación de
fondos públicos.
La medida también golpeó a un
empresario panameño asociado a operaciones petroleras y a seis navieras que, de
acuerdo con la OFAC, manipularon rutas y señales de sus buques para transportar
petróleo venezolano hacia Asia burlando los controles internacionales.
El secretario del Tesoro,
Scott Bessent, afirmó que el objetivo es frenar los recursos que sostienen el
aparato político del régimen en Caracas. La decisión implica el bloqueo de
activos bajo jurisdicción estadounidense y la prohibición de cualquier transacción
con los sancionados.
Con este movimiento,
Washington busca cerrar el margen de maniobra del régimen y presionar por
cambios concretos en materia democrática, un terreno donde las negociaciones
anteriores no lograron avances duraderos.
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