El astrofísico Avi Loeb volvió a encender el debate
científico al afirmar que el cometa 3I/ATLAS podría no ser un cuerpo natural,
sino una nave de origen alienígena. Desde su descubrimiento en julio, el objeto
ha mostrado comportamientos inusuales que desafían las leyes conocidas de la
física cometaria.
Loeb argumenta que la llamada “anti-cola” del cometa, un
chorro de material orientado hacia el Sol, sería en realidad un sistema de
propulsión o desaceleración. Su hipótesis, aunque controvertida, se basa en
mediciones que muestran una variación anómala en la velocidad y composición
química del cuerpo celeste.
El cometa viaja a 60 kilómetros por segundo y presenta una
mezcla inédita de dióxido de carbono, cianuro y una aleación metálica que no se
encuentra en la naturaleza. Para Loeb, este hallazgo refuerza la posibilidad de
que el objeto tenga un origen tecnológico, lo que convertiría al 3I/ATLAS en el
primer visitante interestelar artificial detectado.
Mientras tanto, la comunidad científica mantiene la
cautela. La NASA y la Agencia Espacial Europea continúan estudiando los datos
recogidos por telescopios terrestres y orbitales, con el objetivo de determinar
si las anomalías responden a procesos naturales aún desconocidos o si,
efectivamente, se trata de algo más extraordinario.
De confirmarse una procedencia no natural, el 3I/ATLAS
cambiaría para siempre nuestra comprensión del universo. Pero incluso si se
trata de un fenómeno físico poco común, este cometa ya ocupa un lugar
privilegiado en la historia de la astronomía moderna.
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