La especialista estadounidense Kerry Burnight acuñó el concepto de “joyspan”, que complementa la longevidad física con bienestar emocional y social. Su enfoque sostiene que vivir muchos años carece de sentido si no se disfruta la vida plenamente.

Tras décadas de observación de pacientes mayores, Burnight identificó cuatro hábitos diarios esenciales: crecer, conectar, adaptar y dar. Estos pilares, según la experta, funcionan como el ejercicio físico o la alimentación saludable, influyendo tanto en la salud como en la satisfacción vital.

Crecer implica aprender constantemente, enfrentar desafíos y mantener la curiosidad, incluso en la vejez. Conectar resalta la importancia de los lazos sociales y la inversión activa en relaciones significativas.

Adaptar se refiere a la capacidad de ajustarse a cambios, dificultades y pérdidas, utilizando herramientas como meditación, gratitud y escritura. Por último, dar implica practicar la generosidad y los pequeños gestos diarios, que fortalecen el propósito y la felicidad personal.

Burnight asegura que estos hábitos pueden transformarse en rutinas a cualquier edad, y muestran cómo personas mayores que los aplican alcanzan un bienestar notable, demostrando que la longevidad se potencia con calidad de vida, no solo con años vividos.

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