Un tren regional con cerca de 100 pasajeros descarriló ayer en una zona montañosa cerca de Riedlingen, en el suroeste de Alemania, provocando la muerte de al menos cuatro personas y dejando varios heridos. El hecho ocurrió en el trayecto entre Sigmaringen y Ulm, en un tramo de difícil acceso.

Según la policía local, dos vagones se salieron de las vías y algunos quedaron volcados entre la vegetación. Las autoridades señalaron que las causas del accidente aún no están claras, aunque se especula con posibles factores climáticos. La fiscalía abrió una investigación preliminar.

Las tareas de rescate se complicaron debido al terreno boscoso. Hospitales de la región comenzaron a recibir heridos y prepararse ante un posible aumento de víctimas. El tráfico ferroviario fue suspendido en toda la zona afectada.

Testigos relataron que hubo un fuerte impacto antes de que el tren se detuviera. Varios pasajeros quedaron atrapados y debieron ser asistidos por bomberos y personal médico. La empresa operadora aún no emitió un comunicado oficial.

Este descarrilamiento es uno de los más graves en Alemania en los últimos años y reaviva el debate sobre el estado de la infraestructura ferroviaria en zonas rurales.

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