El enfrentamiento armado entre Tailandia y Camboya, que estalló el jueves por una histórica disputa territorial, dejó al menos 33 muertos y miles de evacuados en ambas fronteras. Aunque ambos países acordaron un alto el fuego, ayer sábado se registró un nuevo ataque que aumentó la tensión en la región.

Las víctimas se distribuyen con 13 fallecidos en Camboya, incluidos ocho civiles y cinco soldados, y 20 en Tailandia, con 14 civiles y seis militares. Más de 173 mil personas debieron abandonar sus hogares, especialmente en las zonas fronterizas afectadas

El Consejo de Seguridad de la ONU convocó una reunión urgente para mediar en el conflicto, instando a ambos países a reducir tensiones y buscar una solución pacífica. Mientras el gobierno de Nom Pen acusa a Tailandia de usar armamento pesado, incluidos bombas de racimo, Bangkok rechazó las acusaciones y denunció ataques indiscriminados a civiles por parte de Camboya.

El despliegue de aviones de combate, tanques y artillería en la zona fronteriza ha generado preocupación internacional por el riesgo de una escalada que podría derivar en una guerra abierta si no se alcanza un acuerdo.

Por ahora, la comunidad internacional observa con atención y urgencia el desarrollo del conflicto, esperando que prevalezca la negociación y el respeto a los derechos humanos en la región.

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