El Gobierno nacional está ultimando los detalles de su estrategia jurídica para vetar las leyes de aumento jubilatorio y de emergencia en discapacidad, aprobadas recientemente en el Congreso. El Ejecutivo descarta la judicialización previa al veto y, en cambio, se enfocará en cuestionar la validez de la sesión en el Senado que dio luz verde a ambas iniciativas.
Los equipos técnicos de la Casa Rosada, liderados por la
secretaria de Legal y Técnica, María Ibarzabal, y el viceministro de Justicia,
Sebastián Amerio, están elaborando los argumentos para respaldar los vetos. Una
de las tácticas en evaluación es demorar la oficialización de los rechazos
hasta el décimo día hábil después de la sanción, es decir, el 24 de julio, con
el fin de dilatar los procesos.
En Balcarce 50, sede del Poder Ejecutivo, se mantiene la
firme postura de agotar todas las instancias para evitar la erogación
presupuestaria que implicarían estas leyes antes de las próximas elecciones
legislativas. "Vamos a ir hasta la última instancia y no lo vamos a
promulgar si no nos dan la razón. Los fondos no se van a gastar", afirman
desde el oficialismo, mientras el jefe de gabinete, Guillermo Francos, negocia
con gobernadores y aliados para asegurar los 86 votos necesarios en Diputados
para sostener los vetos.
La estrategia principal del Gobierno se basa en argumentar
la ilegalidad de la autoconvocatoria del Senado, respaldándose en el artículo
32 del reglamento de la Cámara Alta, que atribuye al Presidente la facultad de
convocar sesiones ordinarias, especiales y extraordinarias.
Otro pilar de la argumentación oficial es el impacto fiscal
de las medidas. El Ejecutivo ya ha utilizado este argumento en vetos
anteriores, como se expresa en el decreto 782/2024: "El proyecto de ley
sancionado por el Congreso de la Nación es manifiestamente violatorio del marco
jurídico vigente, en tanto no contempla el impacto fiscal de la medida ni
tampoco determina la fuente de su financiamiento". La Casa Rosada sostiene
que las fuentes de financiamiento contempladas por las leyes no cubren más del
15% de los fondos necesarios para su ejecución, apelando a la Ley de
Administración Financiera que exige especificar los recursos para financiar
gastos no previstos en el presupuesto.
Finalmente, el Gobierno reafirma que la Ley de Presupuesto
General de la Administración Nacional es la herramienta primordial para la
planificación gubernamental y que es atribución de Nación fijar el presupuesto.
Además, argumenta que las iniciativas implican un "agravamiento del estado
de emergencia del sistema previsional".