Los dos fines de semana largos de junio, que conmemoraron a
Martín Miguel de Güemes y el Día de la Bandera, generaron una movilización de
2.162.750 turistas en todo el país. Sin embargo, el impacto económico fue menor
al esperado, registrando un gasto total de $412.372 millones, lo que representa
una caída del 27,9% en términos reales comparado con el mismo periodo de 2024,
según un informe de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME).
El relevamiento de CAME subraya un cambio en el comportamiento del turista argentino, que optó por estadías más breves para ajustar sus presupuestos. El tiempo promedio de permanencia se redujo a 2,2 noches, frente a las 2,9 noches registradas en 2023. Esta austeridad se reflejó también en la disminución de gastos en servicios recreativos y compras comerciales.
A pesar de la contracción en el gasto, las 24 provincias
argentinas desplegaron una intensa agenda de actividades, incluyendo
celebraciones patrias, festivales regionales y diversas propuestas
gastronómicas y culturales. CAME destacó que, si bien el contexto económico
impuso limitaciones, el turismo de cercanía mantuvo una buena dinámica, y
ciudades con eventos masivos lograron picos de ocupación. Ejemplos de esto
fueron el turismo rural en Lobos, la Fiesta Nacional de la Noche Más Larga en
Ushuaia y el retorno del Turismo Carretera en Misiones.
El balance del primer semestre del año es contundente: los
cinco fines de semana largos transcurridos movilizaron a 8,8 millones de
turistas, generando un impacto económico estimado de $2.103.791 millones
(aproximadamente USD 1.821 millones). Este movimiento ha sido crucial para
dinamizar las economías regionales y sostener a miles de pequeñas y medianas
empresas.
Aunque el informe evidencia una reducción en la duración
promedio de las estadías y en el nivel de gasto, el flujo turístico sigue
siendo significativo. Esto consolida a los fines de semana largos como una
herramienta estratégica para mantener el movimiento turístico durante la
temporada baja en Argentina.