La confrontación entre Israel e Irán alcanzó un nuevo pico
de tensión, el séptimo día de ataques recíprocos que intensifican
el temor a un conflicto prolongado en Medio Oriente. En una medida que dispara
las alarmas internacionales, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) emitieron
una orden de evacuación para los civiles presentes en las zonas de Arak y
Khondab, en el oeste de Irán. Esta región es crítica, ya que alberga un reactor
capaz de generar plutonio. La directiva insta a residentes, trabajadores y
cualquier persona en el área a abandonarla de inmediato.
La escalada bélica ha llevado a un intercambio de fuego
constante. Mientras el humo se elevaba tras un ataque israelí contra el
edificio IRIB, la emisora estatal de Irán en Teherán, la situación geopolítica
se complejiza. El expresidente estadounidense Donald Trump, actualmente en el
centro de la escena, reveló que está considerando la posibilidad de que Estados
Unidos se una a los ataques israelíes contra Irán. Sorprendentemente, Trump
también mencionó que Teherán se ha acercado buscando negociaciones para poner
fin al conflicto. "Puedo hacerlo, puedo no hacerlo. Nadie sabe lo que voy
a hacer", declaró Trump a periodistas, añadiendo que "Irán tiene
muchos problemas y quiere negociar".
Desde la vereda iraní, el líder supremo Ali Khamenei, lanzó
una dura advertencia, asegurando que su nación "nunca se rendirá" y
que Estados Unidos sufriría "daños irreparables" si interviene en el
conflicto.
Las cifras de víctimas continúan en aumento, reflejando la
gravedad de la situación. Desde que comenzaron los ataques de represalia
iraníes el pasado viernes, al menos 24 personas han muerto en Israel y cientos
han resultado heridas. Por su parte, Irán reporta 224 muertos como consecuencia
de los bombardeos israelíes. La comunidad internacional observa con
preocupación cómo se desarrolla este conflicto, cuyas consecuencias podrían
extenderse por toda la región.