Después de un extenso debate oral y público de seis meses,
la enfermera Brenda Agüero fue condenada a prisión perpetua por el asesinato de
cinco bebés y el intento de homicidio de otros ocho recién nacidos en el
Hospital Neonatal de Córdoba. La decisión fue unánime, tomada este miércoles
por un jurado popular de ocho ciudadanos y dos jueces. La pena impuesta es la
máxima posible para este tipo de delitos en el Código Penal argentino, siendo
un caso sin precedentes en la historia del país.
El veredicto fue leído por la secretaria de la Cámara en lo
Criminal y Correccional de 7ª Nominación, tribunal a cargo del juicio.
Previamente, la jueza Patricia Soria se emocionó al agradecer el desarrollo del
proceso. La deliberación del jurado se extendió por más de 10 horas, reflejando
la complejidad del caso.
Absoluciones y condenas entre funcionarios
En el marco de la misma causa, varios funcionarios que
también estaban imputados fueron juzgados. El jurado mixto resolvió absolver a
Alicia Beatriz Ariza (ex jefa de Enfermería), María Alejandra Luján (médica),
Claudia Ringelheim (ex vicedirectora y jefa de Tocoginecología), Alejandro
Gauto (ex jefe del Área Legales del Ministerio) y Diego Cardozo (ex ministro de
Salud).
Por otro lado, los demás imputados fueron declarados
culpables. Según la acusación del Ministerio Público Fiscal, las autoridades
habrían evitado "poner en conocimiento de la Justicia los casos que se
venían sucediendo" y desplegado "conductas encubridoras" para
ocultar pruebas. Esta situación, según se estableció, favoreció el accionar de
la enfermera incluso cuando ya existía una "fuerte sospecha" sobre
ella.
Detalles del caso
Los ataques se produjeron entre el 18 de marzo y el 7 de
junio de 2022, pero la denuncia judicial llegó un mes después de los últimos
fallecimientos, presentada por el ingeniero Francisco Luperi. Las autopsias de
dos de las víctimas fatales, Melody Luz Molina y Angeline Rojas, fueron
determinantes para la investigación.
Durante el juicio, se reveló que varios de los bebés
atacados presentaban pinchazos en zonas inusuales del cuerpo y niveles de
potasio y/o insulina en sangre incompatibles con la vida, lo que indicaba una
inoculación externa.
La fiscalía sostuvo que Brenda Agüero actuó motivada por
aspiraciones laborales, buscando destacarse al ser la primera en detectar los
síntomas de los bebés. Se corroboró que Agüero era la única persona presente en
todos los episodios y tenía "proximidad exclusiva" con las madres y
sus hijos, quedando a menudo sola con ellos.
El fiscal Raúl Garzón determinó en su investigación que la
enfermera obtenía dosis de potasio e insulina de los "carros de
paro", los cuales carecían de un control de inventario adecuado. Inyectaba
a los recién nacidos de forma errática y furtiva. El 6 de junio de 2022, cuatro
bebés sufrieron descompensaciones en cuestión de horas, un hecho sin
precedentes para los médicos que declararon en el juicio, lo que generó la
estallido de la situación en el hospital y la posterior licencia de varios profesionales,
incluida Agüero.