La empresa japonesa “ISPACE” confirmó este viernes el fin
de su segunda misión lunar, tras perder el contacto con su módulo de aterrizaje
Resilience durante la fase crítica del descenso. El vehículo, que buscaba
convertirse en el primer módulo privado japonés y asiático en llegar con éxito
a la Luna, debía alunizar a las 19:17 GMT del jueves, pero los ingenieros no
lograron restablecer la comunicación, lo que sugiere un alunizaje forzoso.
"A las 8:00 hora local (23:00 GMT del jueves), los
controladores de la misión determinaron que es improbable que se restablezca la
comunicación con el módulo de aterrizaje y, por lo tanto, no es posible
completar el paso Success 9. Se ha decidido concluir la misión", anunció
ispace en un comunicado.
El módulo Resilience, lanzado en enero a bordo de un cohete
Falcon 9 de SpaceX, transportaba un microrrover europeo, instrumentos
científicos y varios experimentos internacionales. El descenso comenzó según lo
previsto, pero durante la maniobra, el módulo "se desplazó hasta quedar
casi vertical", y luego se perdió la telemetría, según explicó Takeshi
Hakamada, fundador y director ejecutivo de ispace.
El análisis preliminar sugiere que un fallo en el telémetro
láser, encargado de medir la distancia a la superficie lunar, impidió que el
módulo desacelerara lo suficiente. "El módulo probablemente realizó un
aterrizaje brusco en la superficie lunar", señaló la empresa.
Esta es la segunda vez que ispace pierde un módulo durante
la fase final del descenso lunar; en abril de 2023, su primera misión también
resultó fallida. A pesar de este nuevo revés, que mantiene a Japón sin un
alunizaje privado exitoso (aunque su agencia espacial estatal, JAXA, sí lo
logró en enero de 2024), ispace reafirmó su compromiso con la exploración
lunar. "Nuestra máxima prioridad ahora es analizar con rapidez los datos
de telemetría obtenidos y trabajar diligentemente para identificar la causa",
concluyó Hakamada.
Los alunizajes son maniobras extremadamente complejas
debido a la falta de atmósfera en la Luna, lo que impide el uso de paracaídas y
exige una precisión extrema en el uso de propulsores. Hasta ahora, solo dos
empresas privadas en el mundo, las estadounidenses Intuitive Machines y Firefly
Aerospace, han logrado llegar a la superficie lunar, aunque no siempre en la
orientación correcta.