La medicina genética está dando un salto monumental,
permitiendo por primera vez tratar enfermedades hereditarias directamente en el
útero, antes de que el bebé nazca. Este avance, que durante años solo era
posible después del parto, busca prevenir daños irreversibles y abre una nueva
era en la salud prenatal.
Según William A. Haseltine, especialista en genómica y
medicina regenerativa, se están logrando avances significativos en la
intervención prenatal para trastornos como la atrofia muscular espinal, una
patología que afecta el sistema nervioso desde la etapa fetal. Haseltine
destacó que es la primera vez que se observan terapias moleculares dirigidas a
la causa raíz de una enfermedad hereditaria antes del nacimiento.
Un estudio reciente, publicado en Science Translational
Medicine, demostró en modelos animales que la administración de una terapia
genética específica al feto logró evitar la aparición de atrofia muscular
espinal, resultando en un desarrollo neurológico más saludable y una mejora
considerable en la supervivencia. El procedimiento implica un cribado genético
prenatal a través de una muestra de sangre materna y, si se detecta un riesgo,
la terapia se administra mediante una inyección en el líquido amniótico.
Los primeros ensayos en humanos ya han comenzado. En febrero de 2025, la Universidad de California en San Francisco (UCSF) documentó el primer caso en el que una madre embarazada recibió risdiplam, un fármaco aprobado para tratar la atrofia muscular espinal, tras conocer el riesgo genético en su hijo. El bebé nació sin síntomas y, más de dos años después, sigue sin mostrar signos clínicos de la enfermedad.
Este logro, según Haseltine, marca un punto de inflexión,
al abrir la posibilidad de detener enfermedades hereditarias antes de su
manifestación. En un ensayo clínico paralelo, también en la UCSF, se trató con
éxito a un feto con una enfermedad rara mediante terapia de reemplazo
enzimático, confirmando la viabilidad de administrar medicamentos a fetos
humanos.
El impacto potencial de estas terapias es inmenso, ya que
muchas enfermedades hereditarias causan sus efectos más severos antes del
nacimiento. Intervenir durante la gestación ofrece la oportunidad de prevenir
complicaciones graves desde las primeras etapas del desarrollo. Sin embargo,
surgen desafíos éticos y científicos importantes, como la seguridad a largo
plazo y la posibilidad de que los cambios genéticos puedan transmitirse a
generaciones futuras. Actualmente, las terapias se dirigen a células somáticas,
es decir, aquellas que no afectan la línea germinal, lo que significa que las
modificaciones no son hereditarias. No obstante, Haseltine advirtió que la
frontera entre intervenciones somáticas y germinales podría difuminarse con el
avance tecnológico.
A pesar de que los ensayos clínicos en humanos aún están en
fases tempranas, la dirección de la investigación es clara: la medicina
genética se está desplazando del tratamiento postnatal a la prevención
intrauterina de enfermedades genéticas. Para Haseltine, este tipo de
intervenciones podrían acercar a la medicina a un nuevo estándar centrado en la
prevención desde el inicio de la vida.