Beto Casella se despidió ayer de Bendita luego de dos
décadas al aire, en una emisión especial que marcó el final de su rol como
conductor del ciclo de El Nueve. La decisión, tomada de manera voluntaria, pone
fin a una de las experiencias más extensas y reconocidas de la televisión abierta
argentina y abre un nuevo escenario tanto para el programa como para el propio
Casella.
Estrenado a mediados de los años 2000, Bendita se consolidó
como un formato estable en la grilla televisiva, combinando análisis de medios,
humor y actualidad con un estilo reconocible. A lo largo de 20 años atravesó
cambios de panel, contextos políticos diversos y transformaciones profundas en
el consumo audiovisual, manteniendo un vínculo sostenido con su audiencia.
Casella fue la figura central de ese recorrido y el principal articulador del
equipo.
La salida del conductor tiene un impacto directo en la
identidad del programa, que deberá redefinir su conducción y formato para
sostener su vigencia. Para Casella, el cierre del ciclo implica el final de una
relación prolongada con el canal, marcada —según explicó al aire— por
diferencias con las autoridades, aunque sin conflictos abiertos. El conductor
confirmó además que parte del equipo lo acompañará en futuros proyectos,
mientras otros continuarán vinculados al envío.
El futuro inmediato de Bendita dependerá de la decisión del
canal sobre su continuidad y del esquema de conducción que adopte. En paralelo,
Casella anticipó nuevos desafíos profesionales fuera de El Nueve, sin detallar
formatos ni fechas. La despedida deja abierto un período de transición en uno
de los programas más longevos de la televisión argentina y plantea
interrogantes sobre cómo se reconfigurará el espacio sin su figura histórica.
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