El presidente Javier Milei reavivó su confrontación pública con la cantante Lali Espósito al referirse nuevamente a ella en una entrevista en un canal de streaming, donde retomó críticas sobre el financiamiento estatal al arte, lo que motivó una respuesta inmediata de la artista a través de sus redes sociales.

Durante su participación en el programa transmitido por Carajo Stream, Milei volvió sobre un conflicto iniciado tras la campaña electoral de 2023, cuando Espósito expresó su preocupación por su llegada al poder. En esta oportunidad, el mandatario encuadró el episodio dentro de lo que denomina una “batalla cultural” y lo utilizó como ejemplo para exponer su postura sobre la relación entre el Estado y la actividad artística. Según su planteo, el uso de fondos públicos para sostener expresiones culturales distorsiona el sentido del arte y lo vincula con intereses políticos.

El cruce no es aislado. Desde el inicio de su gestión, Milei ha cuestionado de manera recurrente el sistema de subsidios culturales y ha señalado a figuras públicas del ámbito artístico como parte de un debate más amplio sobre el gasto público y la libertad de expresión.

Las declaraciones presidenciales volvieron a colocar en agenda la discusión sobre el financiamiento de la cultura en Argentina y el rol político de los artistas. La respuesta de Espósito fue indirecta: publicó una imagen de uno de sus recitales masivos y acompañó el posteo con una frase de una de sus canciones, interpretada por muchos como una alusión al conflicto: “Cuando ya saliste campeón, no importan las medallas. Cuando ya cazaste al león, no te distraen las ratas...”.

El intercambio tuvo amplia repercusión en redes sociales y reactivó posicionamientos encontrados entre seguidores del gobierno y del sector cultural.

Más allá del plano personal, el episodio expone la tensión persistente entre el Ejecutivo y referentes de la industria cultural, en un contexto de ajuste presupuestario y redefinición de políticas públicas en el área.

No se esperan consecuencias institucionales inmediatas, pero el cruce refuerza un debate que probablemente continúe durante la gestión de Milei: el alcance del apoyo estatal a la cultura y los límites entre opinión política y expresión artística. En ese marco, nuevos episodios similares podrían seguir alimentando la polarización simbólica entre el Gobierno y parte del sector cultural argentino.

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