La policía chilena asestó el mayor golpe contra el comercio
ilegal de medicamentos al desarticular una organización criminal que operaba en
varias regiones del país. El operativo culminó con 20 detenidos y el secuestro
de más de 50 toneladas de fármacos, dinero en efectivo, vehículos y sustancias
de alto riesgo.
La investigación, iniciada tras detectar ventas
clandestinas en ferias del sur, permitió seguir la trazabilidad del negocio
hasta proveedores metropolitanos. Escuchas telefónicas y análisis financieros
revelaron una estructura coordinada que enviaba remedios por encomienda para su
reventa al menudeo.
Entre lo incautado se hallaron psicotrópicos sujetos a
control legal y 200 ampollas de fentanilo, lo que agravó las imputaciones por
asociación criminal, tráfico y comercio ilegal. Parte de los medicamentos
requería receta médica, lo que encendió alertas sanitarias por el riesgo para
la población.
Las autoridades confirmaron que algunos detenidos eran
propietarios de droguerías que operaban sin autorización o aprovechaban
permisos para desviar productos. La Justicia dictó prisión preventiva para los
líderes y fijó un plazo de investigación de cinco meses.
El caso expone la dimensión del mercado negro de fármacos y
refuerza los controles sobre la cadena de suministro, con el objetivo de
proteger la salud pública y frenar redes que lucran con medicamentos regulados.
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