Las ventas minoristas de las pymes registraron en noviembre
una nueva caída que confirmó la fragilidad del consumo. Según la Confederación
Argentina de la Mediana Empresa (CAME), el retroceso interanual alcanzó el
4,1%, mientras que la comparación mensual arrojó una baja más profunda del
9,1%.
El deterioro alcanzó prácticamente a todos los sectores, en
un escenario atravesado por la pérdida de poder adquisitivo y la postergación
de gastos no esenciales. Aun así, casi la mitad de los comercios proyecta una
mejora para el próximo año, alentados por una eventual recomposición de
variables económicas.
Perfumería, bazar y decoración, y alimentos y bebidas
fueron los rubros más golpeados, afectados por el encarecimiento del
financiamiento, la suba de costos y la falta de liquidez de los hogares. El
único segmento que logró escapar del retroceso fue farmacia, apuntalado por la
mayor demanda estacional de medicamentos.
En paralelo, los comerciantes identificaron que las
elevadas tasas de interés continúan bloqueando la rotación de inventarios y
limitan las compras de mayor valor. La mayoría también percibe un clima poco
favorable para invertir: un 60,1% cree que no es momento para desembolsos de
capital.
A pesar del presente adverso, las pymes destacan un dato
que se repite en los últimos meses: la brecha entre la coyuntura y las
expectativas. Con la mira puesta en diciembre y en la temporada festiva, muchos
comercios confían en un repunte que alivie un año marcado por la volatilidad y
el consumo fragmentado.
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