La ansiedad no solo afecta la mente: puede manifestarse con síntomas físicos que imitan enfermedades comunes como resfriados, gripe o malestares digestivos, complicando su diagnóstico.

Expertos explican que la activación del sistema nervioso provoca taquicardia, presión arterial elevada y dificultades respiratorias, mientras el hipotálamo puede generar escalofríos o sudoración excesiva. Estas respuestas fisiológicas son naturales, pero dañinas si se mantienen prolongadamente.

El sistema digestivo también se ve afectado: la alteración de la serotonina intestinal provoca náuseas, calambres y variaciones en el tránsito intestinal, reflejando la conexión mente-cuerpo en situaciones de estrés.

Dolores musculares, hormigueo y tensión en áreas como cuello, espalda y mandíbula son otros síntomas frecuentes. Reconocer estos signos como manifestaciones de ansiedad ayuda a evitar diagnósticos erróneos y a buscar tratamiento adecuado.

Para manejar estos malestares, los especialistas recomiendan prácticas de atención plena como yoga, tai chi y respiración profunda, además de consultar a un médico ante síntomas persistentes para descartar otras afecciones.

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