La prestigiosa calificadora de riesgo Moody’s elevó la
calificación crediticia de la deuda argentina en moneda extranjera y local a
Caa1 desde Caa3, mejorando además la perspectiva del país de
"estable" a "positiva". Esta decisión se fundamenta en la
amplia liberación de los controles cambiarios y de capital, así como en el
nuevo programa con el Fondo Monetario Internacional (FMI), factores que, según
Moody's, refuerzan la disponibilidad de liquidez en divisas y alivian la
presión sobre las finanzas externas.
El informe de Moody’s valoró positivamente el giro
macroeconómico implementado por el gobierno, la significativa baja de la
inflación y el retorno al crecimiento. La economía argentina, tras seis
trimestres de contracción, experimentó una expansión del 5,9% en el primer
trimestre de 2025. La calificadora subrayó que el equilibrio fiscal representa
"un quiebre con el largo historial de dominio fiscal y financiación del
déficit por parte del Banco Central", lo que sugiere una recuperación más
duradera.
A pesar de estas mejoras, Moody’s mantuvo una perspectiva
"estable" de la nota, reconociendo que aún persisten desafíos e
incertidumbres políticas. La calificadora advirtió sobre los posibles efectos
de una liberalización total y rápida del mercado cambiario, que "podría
reavivar los desequilibrios macroeconómicos". También se refirió a
factores estructurales como los déficits en la balanza de servicios y la
presión sobre las importaciones.
Finalmente, Moody’s enfatizó que la calificación soberana
sigue condicionada por factores sociales y de gobernanza, destacando que
"los riesgos de gobernanza tienen gran impacto en el perfil crediticio de
Argentina". La rigidez del mercado laboral, la desigualdad y la
dependencia del sector agropecuario son señaladas como fuentes de
vulnerabilidad que han contribuido a desequilibrios fiscales y externos en años
previos.