El conflicto directo entre Israel e Irán, que ya lleva
cuatro días, ha encendido las alarmas en los círculos de poder rusos, que ahora
temen que la inestabilidad en Teherán pueda llevar a un cambio de régimen y, en
consecuencia, a la pérdida de un aliado estratégico crucial en Medio Oriente.
Aunque algunos en Moscú inicialmente vieron la ofensiva israelí como una
oportunidad para desviar la atención de Ucrania y beneficiarse del alza del
petróleo, la intensificación de los ataques ha transformado esa percepción en
una profunda inquietud.
Según reportó The Washington Post, la principal
preocupación rusa es que la arremetida israelí sobre territorio iraní, que ha
incluido ataques a instalaciones nucleares y la muerte de altos mandos, podría
precipitar la caída del gobierno en Teherán. Esto representaría un golpe
devastador para la política exterior de Rusia en la región, que ha consolidado
una "alianza antioccidental" con Irán, especialmente desde el inicio
de la invasión a Ucrania.
La relación entre Moscú y Teherán se ha estrechado
significativamente, con Rusia dependiendo del suministro de drones y misiles
iraníes para su campaña en Ucrania. En enero, ambos países firmaron un acuerdo
de asociación estratégica que formalizó esta cercanía. La posibilidad de un
régimen iraní no favorable a Moscú, ya sea secular, religioso o militar, genera
gran inquietud en el Kremlin, que vería debilitada su posición regional.
Analistas cercanos al Kremlin señalan que, si bien un
aumento en los precios del petróleo beneficia a la economía rusa, el costo
estratégico de perder a Irán como aliado superaría cualquier ventaja económica.
La advertencia es clara: la situación se desarrolla en una dirección
"peligrosa para Rusia", y la caída de Irán sería un golpe más grave
que el de Siria, dada la profundidad histórica y la cercanía geográfica de la
relación.
Mientras tanto, la oferta de Moscú para mediar entre Israel
e Irán no ha encontrado eco positivo en ninguna de las partes. El escenario más
temido es una posible "conflagración mundial" si el conflicto se
extiende, lo que empuja a Rusia a considerar incrementar su apoyo a Irán para
mitigar tensiones internas y externas.