La escalada del conflicto en Medio Oriente, particularmente
entre Israel e Irán, ha puesto en alerta a los mercados globales y a los
analistas, quienes ya evalúan los posibles escenarios y su impacto económico.
Según Lazard Geopolitical Advisory (LGA), la magnitud de las repercusiones
dependerá de la progresión, naturaleza y duración de la respuesta iraní. En el
peor de los casos, los precios del petróleo podrían dispararse a 120 dólares
por barril. Si bien los precios del crudo retrocedieron tras el ataque inicial,
el impacto general en los mercados mundiales aún pende de la reacción de Irán,
señalaron los analistas de LGA a MarketWatch.
LGA ha elaborado cinco posibles escenarios de respuesta. El
más probable es un ataque directo de Irán a Israel, lo que podría llevar a un
aumento de entre 10 y 20 dólares por barril en los precios del petróleo y un
encarecimiento de la energía y los bienes en la región. También se considera
muy probable que Irán apunte a activos militares o diplomáticos estadounidenses
en Medio Oriente, un escenario que podría elevar los precios del petróleo a
entre 80 y 90 dólares por barril, generando riesgos de medios a altos para los
mercados globales.
En un escenario más severo, LGA proyecta que los precios
del petróleo podrían alcanzar entre 85 y 105 dólares por barril si Irán ataca
la infraestructura de petróleo y gas del Golfo, lo que impulsaría las
expectativas de inflación global. El escenario más crítico, aunque considerado
improbable, sería la interrupción o cierre del Estrecho de Ormuz, una ruta
marítima vital para las exportaciones de energía de Medio Oriente. Este
resultado podría provocar un aumento repentino de los precios del petróleo hasta
los 120 dólares por barril, llevando la inflación impulsada por el crudo a
niveles críticos y causando graves interrupciones en la cadena de suministro
global. No obstante, este escenario sería probablemente de corto plazo, ya que
podría desencadenar una intervención militar estadounidense para restablecer
las rutas marítimas.
Por su parte, los expertos de Oxford Economics (OE) ven las
tensiones en Medio Oriente como otro "shock adverso para una economía
global ya débil". Sin embargo, sus modelos econométricos sugieren que
incluso el resultado negativo más severo tendría un impacto manejable en la
actividad económica mundial. En su escenario más adverso, el PIB mundial
estaría aproximadamente un 0,3% por debajo del escenario base actual en 2026,
reduciendo el crecimiento del PIB en 0,1% en 2025 y 2026. Para Estados Unidos y
la Eurozona, el impacto sería ligeramente mayor, con un crecimiento del PIB
0,4% y 0,5% por debajo del escenario base el próximo año, respectivamente.
OE advierte que un aumento significativo de los precios del
petróleo, como un escenario de 130 dólares por barril debido al cierre del
Estrecho de Ormuz, podría llevar la inflación en Estados Unidos a cerca del 6%
y casi duplicar el objetivo del Banco Central Europeo en la Eurozona. Aunque
dudan que los bancos centrales respondan rápidamente subiendo las tasas de
interés, un aumento considerable podría persuadirlos a posponer nuevos recortes
hasta al menos principios de 2026 para minimizar el riesgo de efectos
inflacionarios de segunda ronda. OE vislumbra tres escenarios adversos:
desescalada con sanciones a Irán (crudo a $75), paralización de la producción
iraní (crudo a $90), y el cierre del Estrecho de Ormuz (crudo a $130).