El Gobierno de Estados Unidos anunció un nuevo paquete de
sanciones dirigido a una decena de individuos y una treintena de entidades
asociadas con Irán. Esta medida se produce a pesar de los recientes contactos
entre ambos países que buscan alcanzar un acuerdo sobre el programa nuclear
iraní.
La Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC),
adscrita al Departamento del Tesoro de EE.UU., ha incluido en su lista a nueve
personas de nacionalidad iraní y a una mujer de nacionalidad china. La mayoría
de las entidades sancionadas tienen su sede en Emiratos Árabes Unidos y Hong
Kong.
Esta decisión llega en un momento delicado, luego de que
Irán exigiera a Estados Unidos garantías sobre el levantamiento de sanciones
como parte esencial para lograr un acuerdo final, criticando al Gobierno
estadounidense por su falta de claridad en este asunto. El portavoz de
Exteriores iraní, Esmaeil Baqaei, reiteró que Irán no busca la obtención de
armas nucleares y afirmó que el país ha demostrado su postura a través de
acciones, no solo con palabras.
En el contexto actual, Irán y Estados Unidos han sostenido
cinco rondas de contactos, mediadas por Omán, con el objetivo de formular un
nuevo acuerdo sobre el programa nuclear iraní. Se prevé que la sexta ronda de
estas conversaciones tenga lugar próximamente, aunque aún no se ha fijado una
fecha concreta.
Mientras tanto, Irán ha advertido a los países europeos
contra el apoyo a una resolución que acusaría a Teherán de incumplir sus
obligaciones nucleares. Según fuentes diplomáticas, los europeos, junto con
Estados Unidos, proponen llevar una resolución ante el Consejo de Gobernadores
del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), lo que podría remitir
el caso a las Naciones Unidas. Esta resolución se basa en un informe reciente
del OIEA que insta a Irán a ser más transparente sobre su programa nuclear.
El canciller iraní, Abbas Araqchi, calificó estas acciones
como malintencionadas y aseguró que Irán responderá con firmeza a cualquier
violación de sus derechos. En relación con esto, Irán ha incrementado su
producción de uranio enriquecido al 60%, un nivel cercano al necesario para
fabricar armamento nuclear.
Por su parte, el director general del OIEA, Rafael Grossi,
en una entrevista, afirmó que Irán no posee actualmente un arma nuclear, aunque
sí el material para construirla. Grossi advirtió que el fracaso de las
negociaciones podría derivar en una acción militar, opción sobre la cual
Estados Unidos e Israel han mostrado interés en el pasado.
El clima internacional se tensa, especialmente mientras
países como Francia, el Reino Unido, Alemania, Rusia y China intentan sostener
el acuerdo nuclear de 2015, del cual Estados Unidos se retiró unilateralmente
en 2018 bajo la administración de Donald Trump. Irán y Estados Unidos,
antagonistas desde hace cuatro décadas, continúan tratando de negociar un nuevo
acuerdo que impida que Teherán desarrolle armas nucleares a cambio del
levantamiento de sanciones económicas.