Dejar el teléfono inteligente cargando durante toda la
noche es una costumbre extendida, pero ¿es realmente perjudicial para la
batería? Si bien los dispositivos actuales con sistemas operativos Android e
iOS incorporan mecanismos que interrumpen el flujo de energía una vez que la
batería alcanza el 100% de carga, evitando sobrecargas graves, esta práctica
puede acelerar el proceso natural de degradación de las baterías de ion de
litio.
El problema principal radica en las microcargas continuas.
Cuando un teléfono permanece enchufado horas después de haber alcanzado la
carga completa, pequeñas fluctuaciones de energía ocurren cada vez que el
dispositivo se activa para recibir notificaciones, ejecutar procesos en segundo
plano o actualizar aplicaciones. Estas recargas intermitentes generan un estrés
innecesario sobre la batería, acortando su vida útil y reduciendo su capacidad
de retención de energía con el tiempo. Aunque los equipos modernos tienen
protecciones, el estrés por estas microcargas nocturnas y la acumulación de
calor contribuyen a la degradación.
Un factor adicional que agrava esta situación es el uso de
fundas protectoras durante la carga. Materiales como la silicona o la goma,
comúnmente utilizados en las fundas, dificultan la disipación del calor
generado durante el proceso de carga. Si el calor no se libera adecuadamente,
la temperatura interna del dispositivo puede elevarse por encima del umbral
recomendado (entre 0 °C y 35 °C), lo que acelera la degradación de la batería
y, en casos extremos, puede afectar la seguridad del dispositivo.
Para prolongar la vida útil de la batería de tu smartphone, los expertos recomiendan una serie de prácticas clave:
Adoptar estos pequeños hábitos puede marcar una diferencia
significativa en el rendimiento a mediano y largo plazo de la batería de tu
teléfono, asegurando que el dispositivo conserve su eficiencia por más tiempo.