Trinidad y Tobago confirmó la instalación de un radar
estadounidense en su territorio, como parte de una estrategia conjunta para
fortalecer la vigilancia marítima y combatir el narcotráfico en la región. La
primera ministra Kamla Persad-Bissessar aseguró que el sistema ayudará a
detectar actividades ilegales vinculadas con drogas, armas y tráfico de
personas procedentes de Venezuela.
La mandataria destacó que el radar, ubicado en un nuevo
aeropuerto, proporciona una capa de protección que antes no existía y que se
suma a las maniobras militares conjuntas realizadas con marines estadounidenses
hasta el 21 de noviembre. Persad-Bissessar enfatizó que la cooperación busca
exclusivamente combatir el crimen organizado y no constituye un ataque a
Venezuela.
El anuncio generó críticas del opositor Movimiento Nacional
del Pueblo (PNM), que pidió mayor transparencia sobre el operativo y cuestionó
la falta de información oficial. En respuesta, la primera ministra acusó a la
oposición de intentar favorecer a redes criminales venezolanas y de ignorar el
tráfico ilegal que afecta al país.
En paralelo, expertos señalaron que la presencia
estadounidense en el Caribe constituye uno de los despliegues militares más
importantes de las últimas décadas, con el objetivo de reforzar la presión
sobre redes de narcotráfico y mejorar la interoperabilidad de las fuerzas
locales.
Por su parte, Nicolás Maduro denunció la acción como una
amenaza a Venezuela, calificando de “presión externa” las maniobras de
Washington y asegurando que el país seguirá resistiendo cualquier intento de
intervención.
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