Durante décadas, la llamada Banda de agujeros de Monte
Sierpe, en el valle de Pisco, Perú, desconcertó a los arqueólogos. Más de cinco
mil cavidades alineadas con precisión serpentean por una colina árida, visibles
solo desde el aire. Hoy, un nuevo estudio arroja luz sobre su propósito: habría
sido un espacio de intercambio y control de recursos, un sofisticado sistema
comercial previo al Imperio inca.
El hallazgo fue liderado por científicos de la Universidad
de Sídney, la Universidad del Sur de Florida y la Universidad Nacional Mayor de
San Marcos, entre otras instituciones. Utilizaron drones, análisis
microscópicos y estudios de sedimentos para reconstruir la función del sitio.
Detectaron polen de maíz, restos vegetales y fibras usadas en cestería, pruebas
que apuntan a una intensa actividad económica.
Los investigadores sostienen que la disposición de los
agujeros sigue patrones numéricos similares a los de los quipus, los sistemas
de contabilidad incaicos basados en cuerdas y nudos. Esta coincidencia refuerza
la teoría de que el lugar fue un espacio de registro y distribución de bienes,
posiblemente bajo una autoridad regional anterior a los incas.
Además, el emplazamiento estratégico de Monte Sierpe
—cercano a rutas prehispánicas y antiguos centros administrativos— sugiere que
cumplía una función de control y almacenamiento, esencial para la vida
económica del sur peruano.
Aunque aún quedan preguntas abiertas, los autores destacan
que la Banda de agujeros representa “una muestra única de innovación indígena”
y abre nuevas líneas de investigación sobre la organización social andina antes
de la expansión inca.
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