La Argentina dio un paso histórico en su infraestructura
energética: ayer se completó la última soldadura del Oleoducto Vaca Muerta Oil
Sur (VMOS), que conecta la cuenca neuquina con el Atlántico a través de la
Terminal Portuaria de Punta Colorada, en Río Negro. El hito consolida a Vaca
Muerta como una de las grandes promesas exportadoras del país.
El ducto, de 437 kilómetros y 30 pulgadas de diámetro, fue
construido por la UTE Techint-SACDE con la participación de más de 1.500
trabajadores. La obra, que demandó una inversión cercana a los USD 3.000
millones, fue financiada mediante un préstamo sindicado internacional y
amparada por el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI).
El oleoducto está diseñado para transportar hasta 180.000
barriles diarios en su primera etapa, con capacidad de ampliarse a 550.000. Una
vez operativo, permitirá incrementar las exportaciones en más de USD 15.000
millones anuales y mejorar significativamente la balanza energética nacional.
El tramo final incluyó un récord de productividad: 175
uniones soldadas en una sola jornada. El CEO de VMOS, Gustavo Chaab, destacó el
trabajo conjunto entre empresas y obreros: “Esta obra muestra lo que el talento
argentino y la cooperación internacional pueden lograr”.
El próximo desafío será el cruce subterráneo del Río Negro,
previsto para diciembre, antes de la etapa de pruebas. Con este avance, la
Argentina se posiciona como un actor clave del mercado petrolero global,
llevando el crudo de Vaca Muerta directamente al mundo.
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