El fútbol argentino despide a uno de sus grandes
referentes. Miguel Ángel Russo, símbolo de liderazgo, humildad y pasión por el
deporte, murió ayer a los 69 años tras una prolongada batalla contra el cáncer
de próstata. Su fallecimiento genera conmoción en todo el país, especialmente
en los clubes donde forjó una huella imborrable.
Como futbolista, Russo fue un emblema de Estudiantes de La
Plata, donde jugó más de 400 partidos y ganó dos títulos bajo la conducción de
Carlos Bilardo. Ya con el buzo de técnico, se consolidó como un estratega de
carácter y temple, capaz de llevar a Boca Juniors a conquistar la Copa
Libertadores 2007, con un Juan Román Riquelme en su máximo esplendor.
Pero su historia no se escribió solo en azul y oro. En
Rosario Central alcanzó una dimensión legendaria: cinco ciclos, ningún clásico
perdido ante Newell’s y dos gestas inolvidables —el ascenso en 2013 y la Copa
de la Liga en 2023— que lo convirtieron en ídolo eterno del Gigante de
Arroyito.
También brilló en el exterior. En Colombia, al mando de
Millonarios, ganó el Torneo Finalización mientras enfrentaba su enfermedad, un
logro que quedó grabado como símbolo de coraje. “Estuve cerca de morir haciendo
lo que más me gusta: dirigir”, había dicho en una entrevista.
Su última etapa profesional fue nuevamente en Boca,
convocado por Riquelme para aportar experiencia y calma. Hasta sus últimos
días, Russo se mantuvo ligado al fútbol, la gran pasión que lo acompañó hasta
el final. El deporte argentino despide hoy a un caballero de la pelota y a un
maestro de generaciones.
#MiguelAngelRusso #BocaJuniors #RosarioCentral #Estudiantes
#CopaLibertadores #FutbolArgentino




