El Ejecutivo puso en marcha la privatización total de
Energía Argentina (Enarsa), la empresa estatal que controla la generación y
distribución energética del país. La primera etapa contempla la venta del 50%
de las acciones que Enarsa posee en Citelec, la controlante de Transener, la
principal compañía de transporte eléctrico.
La operación se realizará mediante un concurso público
nacional e internacional, con un plazo de ocho meses para completar el proceso.
Se estima que la venta podría recaudar alrededor de 150 millones de dólares,
según cálculos privados. La Agencia de Transformación de Empresas Públicas
coordinará las acciones necesarias junto con la Subsecretaría de Energía
Eléctrica, encargada de la documentación técnica y contractual.
Esta decisión forma parte de un plan más amplio que busca
la privatización gradual de todos los activos de Enarsa, incluyendo
participaciones en centrales termoeléctricas, proyectos eólicos y gasoductos
estratégicos como el de Vaca Muerta. El Gobierno busca garantizar la
continuidad de los servicios y la ejecución de obras en curso durante el
proceso.
Enarsa, creada en 2004, desempeña un rol clave en la
exploración y explotación de hidrocarburos, así como en la distribución y
comercialización de energía. La privatización responde a la intención de
modernizar y atraer inversiones al sector energético nacional.
El avance en esta privatización genera expectativa y
controversia en distintos sectores políticos y económicos, mientras la gestión
de Javier Milei impulsa un giro en la política energética del país.
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