La muerte de Ozzy Osbourne a los 76 años conmovió al mundo
del rock y, en especial, a sus seguidores argentinos. Con siete presentaciones
memorables en el país, el ícono del heavy metal dejó una marca imborrable en la
cultura musical local. Desde sus primeras visitas hasta su emotiva despedida en
2018, su conexión con el público fue profunda, auténtica y celebrada.
El debut de Ozzy en Argentina ocurrió en 1995, durante el
festival Monsters of Rock en el Estadio Ferro. Aquella primera vez quedó
grabada como un estallido de energía compartida. Luego siguieron shows en GEBA,
Vélez, La Plata y Obras, donde el artista desplegó su potencia escénica, su
humor ácido y su amor por los fans argentinos.
Osbourne siempre destacó la pasión del público nacional.
“Los argentinos se ponen recontra locos, me encanta cuando saltan”, dijo alguna
vez entre risas, reconociendo que el fervor local no tenía comparación. Esa
reciprocidad fue lo que convirtió cada visita en un capítulo de leyenda.
Tras conocerse la noticia de su fallecimiento, artistas
como Fito Páez, Mario Pergolini y Juanchi Baleirón expresaron su tristeza y
admiración. También lo hicieron figuras más jóvenes como Dillom y Sofía Gala,
reafirmando que Ozzy trascendió generaciones con su actitud y legado musical.
Ozzy se despidió de Argentina con la misma entrega que
mostró durante décadas. Su paso por el país no fue solo una gira más: fue una
historia de amor con la escena local, escrita con volumen alto, pogo, sudor y
emoción.
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