"Mission: Impossible – The Final Reckoning", la
octava entrega de la exitosa saga protagonizada por Tom Cruise, se ha
convertido en uno de los mayores desafíos financieros para Hollywood. Con un
presupuesto de producción confirmado de 400 millones de dólares, la película se
posiciona como la cuarta más cara de la historia, enfrentando pérdidas
teatrales estimadas entre 200 y 300 millones de dólares, según proyecciones de
la industria.
Este escenario marca un punto de inflexión para la
franquicia. Por primera vez en 29 años, una entrega de "Misión:
Imposible" podría no recuperar su inversión en taquilla. Para alcanzar el
punto de equilibrio, Paramount Pictures necesitaría una recaudación global de
aproximadamente 1.000 millones de dólares, una cifra que ninguna película
previa de la saga ha logrado. Las proyecciones actuales sitúan la recaudación
mundial entre 550 y 650 millones de dólares, lo que asegura pérdidas significativas
para la compañía. Sumando los costos de marketing, el presupuesto total
asciende a 550 millones de dólares, más del doble que "Mission: Impossible
– Fallout" (2018), que con 178 millones de dólares consiguió el récord de
la franquicia con 791 millones a nivel mundial.
A pesar de haber logrado el mejor estreno de la saga con 64
millones de dólares en sus primeros tres días, la recaudación global actual de
506 millones de dólares, tras cuatro semanas en cartelera, dista mucho del
umbral de rentabilidad. Según la regla estándar de la industria, que requiere
recaudar 2,5 veces el presupuesto de producción para generar ganancias,
"The Final Reckoning" necesitaría entre 800 millones y 1 billón de
dólares en taquilla global.
Costos desorbitados: la tormenta perfecta de la producción
Los elevados costos de "Mission: Impossible 7 y
8" (filmadas consecutivamente) se deben a una serie de factores
extraordinarios. La decisión de Tom Cruise y Christopher McQuarrie de rodar
ambas películas en 2019 introdujo una complejidad logística sin precedentes. La
pandemia de COVID-19 interrumpió la filmación solo tres semanas después de su
inicio en Venecia en febrero de 2020, lo que llevó a siete paradas y reinicios
a lo largo de 19 meses. Cada interrupción implicó mantener a todo el equipo en
nómina, preservar locaciones y equipos, y absorber costos fijos sin actividad
productiva. Se estima que Tom Cruise invirtió más de 500.000 dólares de su
propio dinero en cruceros para crear "burbujas de aislamiento" para
el equipo.
Incidentes durante la producción también sumaron a los
sobrecostos. En agosto de 2020, un incendio durante el ensayo de una acrobacia
de motocicleta destruyó un set valorado en 2,7 millones de dólares. Las huelgas
de Hollywood en 2023 suspendieron la producción de la octava entrega durante
ocho meses, obligando a Paramount a mantener sets costosos como un submarino de
25 millones de dólares. Además, un fallo en el sistema de estabilización del
submarino en mayo de 2024 añadió semanas de retraso y costos adicionales.
La evolución presupuestaria de la franquicia muestra una
tendencia preocupante: mientras que entre 2011 y 2018 la saga promedió un
retorno de inversión del 359% con presupuestos controlados, el salto a 291
millones para la entrega anterior, "Dead Reckoning Part One", redujo
el ROI al 96%. "The Final Reckoning", con sus 400 millones, proyecta
un ROI negativo del -45%.
Un mercado cambiante y la fatiga de la franquicia
El contexto industrial actual agrava la situación. La
taquilla global de 2024 es 5% menor que la de 2023 y un 20% inferior a los
niveles prepandemia. El estreno simultáneo con películas como "Lilo &
Stitch" de Disney, que recaudó 145,5 millones de dólares frente a los 64
millones de "Mission: Impossible", evidenció la dificultad para
competir por pantallas premium y audiencias familiares.
Un dato relevante es que el 54% de la audiencia de
"The Final Reckoning" tiene más de 55 años, lo que indica problemas
para atraer a espectadores jóvenes, quienes suelen impulsar las repeticiones y
el boca a boca. Esta "fatiga de franquicia" se acentúa en el octavo
capítulo de una serie de casi tres décadas, especialmente al competir con
contenido original y franquicias más recientes.
Los cambios en los hábitos de consumo también son clave: en
2019, el 55% de los espectadores prefería ir al cine, mientras que para 2024
solo el 35% lo hace. Esta transformación en el comportamiento del público hace
que presupuestos de 400 millones de dólares sean cada vez más difíciles de
justificar.
A pesar de las pérdidas proyectadas, Paramount sostiene que
"The Final Reckoning" tiene valor estratégico a largo plazo al
reforzar el catálogo de su plataforma Paramount+. Además, Skydance Media y New
Republic Pictures compartieron el riesgo financiero, cubriendo cada uno el 25%
del presupuesto, limitando la exposición directa de Paramount a unos 200
millones de dólares. Sin embargo, estos factores no logran compensar las
proyecciones de pérdidas sustanciales.
"Mission: Impossible – The Final Reckoning" se
erige como un caso de estudio sobre los riesgos de la escalada presupuestaria
en la era post-pandemia. La combinación de interrupciones, huelgas, acrobacias
ambiciosas e inflación general ha llevado a costos que superan ampliamente los
ingresos potenciales. Para Paramount y la industria, esta película podría
marcar el fin de una era donde los presupuestos crecían sin
límites.