El Ejército ruso intensificó sus ataques contra territorio
ucraniano desde la madrugada (argentina) de este viernes 30 de mayo, lanzando
dos misiles balísticos y 90 drones, incluyendo aparatos no tripulados de ataque
Shahed y réplicas utilizadas para confundir las defensas.
La Fuerza Aérea ucraniana informó este viernes que 56
drones Shahed fueron neutralizados sobre diversas regiones del este, norte y
sur del país. Sin embargo, los dos misiles balísticos, identificados como
modelos Iskander-M o su equivalente norcoreano KN-23, no pudieron ser
interceptados por las defensas aéreas ucranianas.
Los impactos de misiles o drones se registraron en 12
lugares distintos, aunque no se especificaron las regiones afectadas ni el tipo
de infraestructuras alcanzadas.
En otro frente, Berlín ha reafirmado su compromiso de
financiar las capacidades de ataque de largo alcance de Ucrania, una medida que
podría potenciar los crecientes ataques de Kiev contra objetivos militares en
territorio ruso. Estas operaciones buscan interrumpir la producción militar
estratégica del enemigo y aumentar la presión sobre Moscú.
Analistas ucranianos han recibido con satisfacción la
inversión alemana, con resultados esperados en cuestión de semanas. Según Ivan
Kirichevski, analista de Defense Express, si la asistencia alemana permite a
Ucrania producir misiles con un alcance de hasta 2.500 kilómetros, el impacto
sería "muy superior" a la entrega de misiles Taurus, cuyo alcance es
de 500 kilómetros. Oleksí Melnik, analista de seguridad internacional del
Centro Razumkov de Kiev, señaló a la agencia EFE que un mayor apoyo de los
aliados "amplificará el impacto de los ataques de Ucrania contra la
infraestructura militar rusa" y que estos ataques son "una parte
clave de la estrategia de Ucrania para obligar a Rusia a replantear sus
objetivos bélicos."
La producción militar rusa, en el punto de mira
La táctica de Ucrania se ha enfocado en interrumpir el
funcionamiento de los eslabones críticos de la producción militar rusa,
dirigiendo sus ataques a las pocas o únicas fábricas que producen componentes
clave para el armamento empleado por Rusia. Un ejemplo reciente fue el ataque
con drones ucranianos hace una semana contra la planta Energía en la región de
Lipetsk, el único fabricante ruso de baterías para bombas aéreas guiadas y
ciertos misiles.
Muchas fábricas de la industria militar rusa, incluidas las
plantas de producción de drones cercanas a Moscú, están al alcance de los
drones ucranianos, que han logrado impactar objetivos tan lejanos como la base
aérea de Olenia, a 1.800 kilómetros de la frontera. Oleksandr Kovalenko, del
Grupo de Resistencia Informativa, sugiere que la capacidad de Rusia para
proteger estos sitios está disminuyendo debido a los ataques selectivos de
Ucrania contra sus sistemas de defensa aérea y las dificultades para reemplazarlos.
Varios analistas coinciden en que Rusia carece del tiempo y los recursos para
reubicar estas instalaciones fuera del alcance ucraniano.