El origen

El jengibre se cultiva principalmente en China, en cuya gastronomía ocupa un lugar privilegiado, y en la India. Los romanos la importaron de China y fue reverenciado como una especia culinaria y medicinal.

A la hora de elegirlo

Buscar una pieza que esté firme y suave. Puede tener muchas protuberancias, pero no tiene que estar marchitado. La piel debe ser de color marrón claro y bastante lisa. Mantenerlo envuelto en una servilleta de papel y cambiarla cuando se humedezca.

Las formas más tradicionales de incorporarlo es a través de infusiones.

¿Cómo se hacen?

Mezclar dos cucharadas de jengibre fresco rallado en un litro de agua. Agregarle canela y una rodaja de limón (opcionales). Hervir y dejar reposar unos diez minutos. Agregarle una cucharadita de miel y tomarlo caliente o bien guardarlo en la heladera una vez que enfríe. Se pueden poner hojas de menta fresca al servir.

También puede ser un buen aliado en la cocina, en alguna comida con carne, arroz, ensaladas, incluso en galletas y postres.

Lo último

En algunos lugares ya son tendencia los tragos concentrados de jengibre fresco (shots). Incluyen jugo de limón, de naranja, cúrcuma y se piden con frecuencia en los negocios de jugos naturales. Como el gusto puede ser fuerte y no muy agradable, esto tragos son cortos y se beben máximo, de a dos ingestas. Algunos preparados ya se comercializan en supermercados y son recomendados para prevenir gripes y resfríos.