Las importaciones de carne de cerdo se multiplicaron por seis en cinco meses, generando preocupación entre productores locales por la competencia y la caída de rentabilidad. -/- Por PGDJ.
Las importaciones de carne de cerdo en Argentina han
experimentado un salto abrupto en lo que va de 2025, generando una profunda
preocupación en el sector porcino nacional. Según un informe del consultor
especializado Juan Uccelli, en apenas cinco meses ingresaron al país 24.303
toneladas de carne porcina, una cifra que representa un aumento del 522% en
comparación con las 3.939 toneladas importadas en el mismo período de 2024.
Este volumen ya supera ampliamente las 19.351 toneladas importadas durante todo
el año pasado.
La Cámara de Productores Porcinos de Córdoba ya ha
manifestado su inquietud. Si bien reconocen que la carne de cerdo ha ganado
terreno en el consumo argentino en las últimas dos décadas, advierten sobre la
competencia desigual con las importaciones, especialmente desde Brasil.
El Gobierno había justificado la aceleración del ingreso de
carne extranjera como una medida para contener los precios al consumidor. Sin
embargo, el análisis de Uccelli sugiere que esta estrategia no tuvo el efecto
esperado. En los últimos cinco meses, la carne porcina al público subió un
25,2%, un incremento superior tanto a la inflación acumulada como al aumento
promedio de los salarios. En contraste, la carne de cerdo importada se
encareció un 19,8%. "Es complicado comprobarlo, pero seguramente no cumplió
la función que pensaban", señala Uccelli, planteando la duda de si la
importación terminó empujando los precios al alza en lugar de contenerlos.
En paralelo, los cortes nacionales mostraron aumentos mucho
menores. El precio de la media res apenas se incrementó un 3,7%, y el del capón
—lo que recibe el productor— solo un 4,1%. No obstante, los costos de
producción para los criadores crecieron un 12,7%, en línea con la inflación, lo
que implica una pérdida directa de rentabilidad para el productor.
"La pregunta más importante es: ¿quién se quedó con la
diferencia?", plantea Uccelli, apuntando al último eslabón de la cadena:
la comercialización. El consultor advierte que "algunos justifican que el
aumento de la carne vacuna y su menor consumo obligó a agregarle mayor margen a
la carne de cerdo. Pero eso es un traslado de utilidades totalmente
injusto".
A pesar de todo, la faena de cerdos en el país aumentó
levemente (1,5%), reflejando una mayor oferta interna. Sin embargo, la masiva
entrada de carne importada genera un doble impacto: presiona los precios
internos y desplaza la producción local. Esta situación se agrava en un
contexto donde el país necesita cuidar cada dólar. "Enviamos más de 75
millones de dólares al exterior, mientras buscamos desesperadamente divisas por
todos lados, incluso debajo del colchón", concluye Uccelli.
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