China ha dado un significativo avance en su programa
espacial con el exitoso lanzamiento de la sonda Tianwen-2 hoy, 28 de mayo de
2025. Esta nave tiene como objetivo primordial interceptar el asteroide 2016
HO3, un "cuasi-satélite" que orbita el Sol de forma sincronizada con
la Tierra, para recolectar muestras y traerlas de vuelta. La misión busca
arrojar luz sobre el origen del sistema solar y poner a prueba nuevas
tecnologías en el espacio profundo.
El asteroide 2016 HO3 es un blanco ideal debido a su
cercanía y estabilidad orbital. Tianwen-2 no solo se enfocará en traer
fragmentos de este cuerpo celeste, sino que también funcionará como un banco de
pruebas para innovaciones tecnológicas. Entre ellas, se destaca un sistema de
propulsión solar-eléctrico, navegación autónoma con inteligencia artificial y
un brazo robótico diseñado para recolectar material sin afectar la superficie
en un entorno de baja gravedad.
¿Por qué son cruciales las muestras de asteroides?
Aunque parezcan simples rocas espaciales, muchos asteroides
conservan materiales que han permanecido inalterados por más de 4.500 millones
de años. Estudiarlos puede ofrecer pistas invaluable sobre la formación de los
planetas, el origen del agua en la Tierra e incluso los elementos esenciales
para la vida.
Si bien China no es el primer país en llevar a cabo una
misión de este tipo —Japón lo hizo con Hayabusa2 y Estados Unidos con
OSIRIS-REx—, Tianwen-2 podría aportar nuevas herramientas, como la capacidad de
tomar muestras de diferentes profundidades, lo que permitiría análisis
comparativos más completos. El proceso será monitoreado desde centros de
control en China, con posible colaboración internacional para el análisis
científico.
China afianza su liderazgo espacial
Con esta misión, China refuerza su ya sólida posición en la
carrera espacial. Después de haber enviado un rover a Marte, construido su
propia estación espacial y explorado la Luna, el gigante asiático ahora se
enfoca en cuerpos cercanos a la Tierra. Además, planea enviar astronautas a la
Luna para 2030 y, a largo plazo, establecer una base lunar.
Tianwen-2 es una pieza fundamental en este ambicioso plan,
y envía una señal clara: China está decidida a ser un actor principal en el
futuro de la exploración espacial global.